Jovenes apalancados

Hace ya unos años tuve ocasión de disfrutar de una película que pasó básicamente desapercibida: Tanguy sobre los «jovenes apalancados» y los padres complacientes. Hacía también tiempo que había visto esta producida por la tele vasca. Ahora me la encontré en el fondo de un archivo ….y vale la pena verla otra vez.

Nos solían decir los mayores: «el casado, casa quiere», pero ahora como ya no se casa ni el apuntador, sigue en casa de los padres, y pienso que aunque se case, dará igual. Es una forma de combinar el paro y/o mileurismo, con vivir a tope, tener coche, y que mamá y papá hagan desayuno, comida y cena, habitación y demás. Somos el país más atrasado de Europa en este apartado. Y eso es peor, muchas veces, que estar en paro desde un punto de vista psicológico. Es un grandísimo problema social, al que no damos toda su importancia.

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5 comentarios en «Jovenes apalancados»

  1. En esta coyuntura, hay una disculpa más para no salir de casa, pero en el fondo nunca es una buena disculpa. Los padres somos culturalmente lamentables y nos culpabilizamos de algo que tendría que ser lo que buscáramos, que nuestros hijos se hicieran independientes. Los hijos se acaban convirtiendo en aprovechados de la situación, y en personajes dependientes, en edades donde tendrían que tener su vida. Luego vienen las disculpas de todo tipo, como es el trabajo, la falta de pisos, etc. ….. Conozco a muchos chicos y chicas, sobre todo, estas, que se han independizado a una edad adecuada, y han tenido la experiencia maravillosa de ser ellas/ellos mismos, con todos los inconvenientes y todas las ventajas que eso supone. No se puede hacer uno maduro en casa de los padres: es una locura. Parece como si los padres tampoco hubieran madurado: ¿será así? En cierto modo, así es. Un exceso de sobreprotección no conduce a nada, más que a perder el tiempo y «hacer como si hiciéramos», un «como si», que no va a ninguna parte.

  2. Jovenes apalancados es un formato de sociedad enferma …… enferma allí donde tendría que ser más sana, que son los nuevos brotes. Es como si cortáramos la savia para que no llegue a los nuevos brotes ….. o ellos la rechazaran.

  3. Lo dicho, a ver Tanguy, bajándosela de Ares, porque sino difícilmente se podrá encontrar en una cartelera o un video. Es ese cine francés que cuando sale bien, es estupendo. Es cierto que no lo consigue mucho, pero a veces vale la pena esperar …. recuerdo ahora «El marido de la peluquera», que ya he comentado aquí, o «Los niños del coro» …. en fin, es un cine que muchas veces nos da buenas sorpresas. Por cierto, el otro día ví «La clase» y no me gustó mucho ….. le falta no sé qué, pero le falta. No se sabe si es crítica o si es complaciente, se mueve en unos mundos a los que no soy muy aficionado. Es cierto que tiene algunos momentos interesantes, pero ……..

  4. Es cierto que la sociedad actual favorece el infantilismo y produce sujetos demasiado apegados a las personas y a las cosas.
    La educación se ha centrado en el bienestar afectivo, a veces a costa de la realidad y de los valores morales, sin ayudar a los jóvenes a construirse
    interiormente. Los jóvenes tienden más a ser narcisistas que a un verdadero y auténtico desarrollo personal, a menudo tienen personalidades moldeables y simpáticas, pero a veces también superficiales e incluso insignificantes, que no siempre tienen el sentido del límite y de la realidad. Confunden el códice personal con el social, olvidándose del sentido de la jerarquía, de la autoridad, de las formas y las reglas del «cómo se debe hablar».
    Los adultos hemos hecho de todo para que no les faltase nada, hemos inducido a los jóvenes a que crean que tienen que satisfacer cada uno de sus deseos, confundiéndolos con la necesidad.
    Crecer implica separarse psicológicamente, abandonar la infancia y la adolescencia; pero para muchos tal separación es difícil porque los espacios entre padres e hijos se confunden. Además, la esperanza de vida actual, crea por lo tanto hoy más que en el pasado las condiciones objetivas para poder permanecer joven, entendiendo la juventud como el período de la indecisión, con la ilusión de que la mayor parte de las posibilidades se quedarán siempre abiertas. Esta concepción de la existencia, propia de la adolescencia, es muy preocupante. Muchos viven la época de la juventud como finalidad en sí y como un estado duradero. A muchos no les interesa particularmente hacerse adultos. En nuestros días, una juventud prolongada provoca una indeterminación en la elección de su vida futura. También existe una fuerte tendencia a la experimentación: así los jóvenes pueden dejar la familia, pero vuelven a ella después de un fracaso o una dificultad.
    ¡Una de las mayores paradojas de nuestra sociedad occidental consiste en hacer crecer a los niños demasiado rápido, animándolos al mismo tiempo a permanecer adolescentes el mayor tiempo posible!.
    Muchos de ellos después de largos estudios, se embarcan en empresas con su diploma recién sacado y deben de repente asumir responsabilidades. En algunos jóvenes, entre los 26 y 35 años, se detecta una serie de depresiones existenciales, porque no tienen imágenes que les sirva de guía de la vida adulta y que les ayuden a poner su existencia en armonía con la realidad.
    Somos los responsables en cierto modo de esta juventud….

  5. Magnífico desarrollo como siempre que te tengo de interlocutora. Creo que deberías montar tu blog y contar ahí todas estas cosas …. y por supuesto, siguieras enviándome alguno de tus comentarios. Gracias.

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