Llorar sin aprender, que belleza de frase, y al tiempo, cuanta verdad hay implícita en ella. Llorar no suele vincularse a aprender, sino a «aprender a palos». Se llora como desahogo, hasta como desesperación, pero pocas veces se siente en ese momento que es preciso renovarse, que no vale seguir igual, sino que más bien se añora un pasado perdido o que se está perdiendo. Los brasileños han hecho del lloro (choro) canción, aprendiendo. Llorar expresa en cierto modo un fracaso, a no ser que se llore de alegría, que tiene un alma de acercamiento. Los fracasos son siempre oportunidades, oportunidades para no seguir por la misma ruta, para rectificar, para cambiar de rumbo, y antes …. para aprender de ellos. No en la pretensión de que no vuelvan a ocurrir, sino en el ánimo de que «no volvamos a caer en la misma piedra», como casi siempre siempre hacemos, al menos dos veces -eso dice el refrán-. Hay que aprender al llorar, pero es que hasta se puede aprender a llorar. Se pasa uno mucho tiempo sin llorar, y es preciso renovarse en esta faceta, porque en algún momento otra vez tendremos que ejercerlo, y no debemos olvidar los fundamentos.

Lo de levantarse cada día sin saber que hacer ya es más difícil, porque lo cierto en una buena mayoría de los casos es que aunque tengamos propósitos, y hasta agenda, más de una vez la cambiamos según nos encontremos, en parte porque vale la pena cambiarla, y en otra parte porque nos olvidamos de la agenda, la dejamos a un lado, y ahora lo que nos viene a la cabeza nos parece mejor, o también porque el plan lo habíamos pensado el día anterior, y hoy es otro día. Hay que levantarse con ganas, dormir bien si se puede, y sentir esas primeras horas en toda su intensidad, nuestra cabeza es precisamente cuando puede ser más ágil y productiva, y más original. Yo lo intento, pero no siempre lo consigo. A veces, me disperso, pero no me culpo de hacerlo, sino que aprovecho que lo hago para entrar en momentos diferentes a los que había pensado. Hace años me desesperaba con mis dispersiones, ahora no ….. es parte de mi mismo y de mis capacidades.

«Tener miedos a tus recuerdos» no me ocurre, primero porque casi siempre mis recuerdos presentes son positivos, sólo si son muy recientes puede haber alguna interferencia. Recordar es maravilloso. Muchas veces queremos hacerlo, pero no podemos porque no encontramos los recuerdos. Otras, la mayoría, los recuerdos surgen en nuestro interior, sin al parecer haberlos llamado, y entonces es mejor sentirlos, si es posible verterlos o escribirlos, para que no se vuelvan a perder -lo malo es acordarte de dónde los has puesto- y abordarlos.

Neruda es fabuloso, una fuente de pensamiento potencial, y de reflexión, y de amor.

Hay que llorar mucho para aprender mucho, llorar como sufrir son básicos para comprender, aprender y avanzar.

Aprovechemos los nacientes para renacer, para saber adonde vamos y no ir adonde nos lleve el viento, pero nosotros decidimos adonde vamos, si cambiamos el rumbo, lo hacemos también nosotros. Dejemos que podamos disfrutar del naciente y de nuestras energías primigenias.

Y mantengamos vivos algunos de nuestros recuerdos, a poder ser aquellos que son positivos, que nos hacen renacer y soñar, que nos permiten pensar que la felicidad esta a nuestro alcance, al menos en pequeñas dosis.

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8 comentarios en «Prohibido ….»

  1. Ha sido una mezcla de poesía y razón…me ha gustado mucho.
    En quién piensas cuando piensas en alguien? (hablando de ecuerdos)

  2. Se puede vincular el llanto al recuerdo como en tu texto, pero de una forma positiva y renovadora:
    Los recuerdos son la seguridad de tener algo. Somos dueños de ellos.
    Pueden ser olores, lugares, personas, momentos, frases.
    Caras, acciones, besos, sonidos, sueños.
    Pueden ser inventados, soñados, olvidados. Pero son recuerdos
    Los recuerdos te hacen estar latente, te hacen recordar que se está vivo.
    Nadie nos puede sacar los recuerdos, es algo muy propio, nadie te los puede quitar.
    Los lindos momentos y los feos, de los cuales tenemos que aprender.
    Y así recordar como fueron superados y derrotados.
    A mi los recuerdos me hacen sentir plena, entera y recurro a ellos cuando estoy muy feliz o muy triste.
    Al final, todo se resume en Recuerdos.

  3. Si relacionamos los recuerdos con el amor, todo hace que se produzca ese embrujo que nos transmite Falla, te fasciana, te produce una atracción incontrolable, te encanta y te hechiza como el poder de los magos y las brujas….aunque tal vez no existan … o tal vez sí…

  4. El vídeo hace de perfecto colofón a lo que dices: hombres y mujeres alrededor de la gran hoguera de la vida y del mismo amor, que nos hace vivir y morir; y, si sabemos disfrutar de las idas y venidas del tiempo y de los recuerdos, quizás podamos «morir de vivir».

  5. Ampliando este círculo de la gran hoguera de la vida y de ese amor atormentado, pienso que el amor brujo como todos los amores se fundamenta en una historia de hechizos y brujería en la que los celos juegan un papel fundamental «el espectro celoso de un antiguo amante se interpone en el amor».
    El maleficio solo se puede romper cuando otro amor enamora con su belleza al espectro, dejando atrás el maleficio.¡¡Es la única forma de volver a vivir y conseguir que renazca ese fuego interno¡¡

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