1,5% el el nuevo tipo de interés oficial que, en su bajada espectacular casi ha caído tres puntos en un año. ¿Es importante, se pregunta mucha gente? Y los expertos dicen que sí, que lo es porque abarata el dinero y los créditos, porque reduce las cargas para los consumidores, bajando normalmente los pagos por la mayor carga que son las hipotecas, y porque de esa forma, dicen, «favorece doblemente» la actividad económica. Y en puro economics es cierto, pero en teoría.

Lo cierto, más bien, es que la bajada de tipos no anima demasiado al sistema bancario y financiero a ofertar más créditos, sí puede animar a pedirlos, pero si el sistema no los da -y no está muy por la labor-, servirá de mucho menos de lo que supuestamente tendría que servir. Y no anima al sistema financiero, porque el fundamento del mismo son los márgenes entre intereses a que presta e intereses a que recibe el dinero. Y esos márgenes no pueden mantenerse muy altos si los tipos oficiales son muy bajos. A los que están pillados por una hipoteca, les alivia, que duda cabe, y ya el euribor está por debajo del 2%, aunque a menor ritmo del que debiera.

En cualquier caso, el margen de maniobra se agota, porque ¿es posible tener tipos de interés negativos?. La verdad es que no estaría mal que el sistema bancario fomentase tus actividades pagándote por tener créditos, pero en el fondo eso sería una locura, que es la que vive Japón desde principios de los noventa, y Estados Unidos y Gran Bretaña desde hace unos meses. Y es una locura que favorece el descalabro social a medio y largo plazo.

¿Se figuran uds. los comportamientos consumistas acentuados no sólo por la existencia de créditos que adelantan nuestras rentas y nos permiten comprar con lo que ganemos dentro de un año o de veinte años o de cien años, como ya son algunas hipotecas en Japón, sino que a coste muy bajo, por no decir nulo?. Eso sería jauja para el sistema. No sé si estaría bien o mal, no me he parado ha analizarlo, pero lo que sí sé es que sería el harakiri del sistema capitalista, y de su dominante el sistema financiero, aunque ellos mismos ahora no se den cuenta de lo que están haciendo: ¿están locos estos humanos o están locos estos capitalistas?

La prisa no es buena, la tensión tampoco -y hay mucha prisa y mucha tensión en estas bajadas precipitadas y un tanto extemporáneas de los tipos-, un poco no está mal, pero tanta no va a ningún sitio, y eso significaría un tensión consumista que empobrecería substancialmente a las generaciones futuras, y además, las dejaría sin recursos. Hay que parar. Si tenemos una visión a largo plazo, estratégica, humana, es preciso parar, y no se paran las cosas con unos tipos de interés tan bajos, que sólo parecen estar diciéndonos: consume más, consume más aunque no tengas, no importa, tú consumo, que ya lo pagarás, ya lo pagarás tú y tus hijos y tus nietos, y nosotros mientras tanto seguiremos vendiendo que es lo que realmente importa, porque ahí es donde está el quiz de la cuestión, en que la presión para vender se ha convertido en la base del crack en que nos movemos.

Pero los monetaristas, una vez más, están equivocados, y esto ya se vió en los años veinte en Europa y en los treinta en EE.UU. y en los noventa en Japón: los tipos de interés más bien no resuelven nada, pueden ser lo que ahora son: una ficción y un estímulo a hacer cosas que no tienen ningún fundamento en el sentido común, y que nos llevan, como decía el título de aquella película a «Camino a Perdición». Estos guardabosques del capital, estos Trichet y compañía ….. «estan locos con sus viejos cacharros». Los cacharros nunca funcionaron muy bien, pero ahora todavía un poco peor.

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