Pienso que todos los pueblos tenemos más de una razón para autoproclamarnos «los mejores». Y todos piensan que son referente y hasta futuro. A los europeos les/nos pasa igual. Un profesor, compañero mío, explicaba que el mapa-mundi ha cambiado, aunque siga viéndose estando en el centro el Atlántico, ya no es así, sino que el centro ya no es nuestro océano, sino el Pacífico, y las cosas se mueven entre América y Asía, más que entre Europa y América. Es cierto que tenemos diversidad cultural, es cierto que tenemos una buena demografía y muy intensamente poblada. Es cierto que tenemos instituciones y universidades todavía relevantes, pero también es cierto que llevamos mucho tiempo en decadencia, casi con independencia de nuestro crecimiento económico. Y también es cierto que el binomio ciencia-tecnología empieza a retrasarse con más fuerza de lo que esperaríamos hace dos décadas.
Como contraste a Salif Keita y Cesaria Evora, dos africanos de hoy. Culturas emergentes ….. que esperan su emergencia futura y evitar sus traumas migratorios y de otros tipos.
Los «….centrismos» no me gustan, creo que es evidente. La verdad es que he sufrido mucho los nacionalismos sin razones razonables, y no las entiendo. Yo siento a mi Galiza, seguro que como otros muchos, tanto, un poco más o un poco menos, pero mucho, y no me siento galizacentrista. Veo muchas cosas que no me gustan, y cuando hay que decirlas, no las callo. Veo también cosas, a veces poco conocidas por otros, que me gustan y mucho, y las resalto. Me siento europeo de los de primera generación de mi generación, de los que son conscientes y agradecidos de lo mucho que Europa ha hecho por nosotros, no sólo económicamente, sino poniendo límites que nosotros no nos poníamos, me siento europeo, pero no entiendo que en Europa acabe el mundo, sino que otras zonas, otros países, otras culturas, primero, están ahora por delante de nosotros, y segundo, en cualquier caso, siempre vale la pena mirar aquello que otros hacen bien para aprender y hasta imitarlos, con ventaja.