Una vez, con esas urgencias que tiene la radio para llenar todos los microsegundos que recorren las ondas, me llamaron un día 7 de enero para que hablase de las rebajas. Me quedé muy sorprendido …. nunca me había planteado hablar sobre las rebajas, y no quería decir una vulgaridad o algo que decía todo el mundo. Les dí una respuesta demasiado abstracta para que la gente que escuchaba ese programa se enterase realmente. Pienso que ni yo mismo me enteré muy bien de lo que dije. La locutora pensó que lo que decía era original y trató de sonsacarme todavía más, pero ya estaba todo el limón exprimido, y acabé hablando de la «presión para vender» del sistema, de la necesidad de rotar los stocks, de los fenómenos de sobreproducción y no se cuantas cosas más, todas en mi opinión relativamente extrañas para la mayor parte del auditorio.

Cuando terminé de contestar esa llamada telefónica me sentí mal. No porque hubiera dicho una u otra cosa, sino porque no había sabido aprovechar la oportunidad para decir lo que realmente pensaba, y que ahora, una vez cortada la comunicación, venía a mi cabeza. ¡Cuantas veces nos pasa, que justo cuando acabas algo, es cuando encuentras una buena salida!. Es cierto que parece como si hubiera personas que dicen lo que tienen que decir, pero la mayoría de los humanos, «nos hacemos» con lo que tenemos que decir un momento después. Total, que yo me puse de rebajas, en ese caso, porque no supe contestar lo que podía contestar y no contesté. Es lo mismo que los artículos ofertados, se ofrecieron para ser comprados, no fueron comprados, y ahora, tal vez tampoco encuentren salida, y entonces recorrerán un largo camino, que es probable que lleve «como el aleteo de la mariposa» a un país africano, donde los artesanos del textil, sufrirán por los bajos precios que esos productos enlatados y masivos que finalmente les mandamos, para que alguna oligarquía local haga su agosto, y los artesanos y sus productores tengan que hacer cola para llegar a la Europa deseada en una emigración injusta, discriminatoria e inhumana.

Pensándolo bien, tal vez sea mejor irse de rebajas y evitar que los contenedores de ropa lleguen abarrotados a esos países y destruyan todavía más el empleo local.

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3 comentarios en «Rebajas y empleo»

  1. LA FIEBRE DE LAS REBAJAS
    ¿qué sucede estos días en las ciudades españolas? la fiebre ha llegado a sus puertas. No se trata de una fiebre por gripe, no señores, se trata de la fiebre de las rebajas.. un síntoma de la gripe nunca antes conocido, afecta más que los dolores de cabeza, los mocos, y todas aquellas molestias de las que nos quejamos tanto!
    acompañé ayer a una amiga a cambiar unas cosas…¡fue horroroso! Anímo a todo el mundo a que no participe en esta locura…ya que si lo haces te verás afectado y ahora sí por un espantoso costipado producto de la cólera de la gente por consumir más que el vecino.

  2. Es muy preocupante la invasión que hacemos de muchos países africanos con nuestros contenedores de ropa rechazados por nuestros mercados. Arrasan con todos el sistema artesanal y productivo local, y aparte de cambiar sus formas de vestir, y «perder» buena parte de su colorido y originalidad y hasta exotismo, pierden puestos de trabajo y se ven abocados un poco más a la emigración, a una emigración que nunca compensa.

  3. Compramos cuando nos dicen que hay rebajas, mucho más que si tiene su precio. Por eso, las políticas de marketing se fundamental en eso, en descuentos, en rebajas, en oportunidades, que nos atraen enormemente. Muchas veces son hasta productos que hace una semana no estaban en los comercios, pero …. los miramos con especial cuidado, para encontrar una ganga. Las rebajas nos atraen sobre todo, porque es un buen asunto para conversar y para quedar bien con los amigos. Nadie suele decir que se ha gastado lo que se ha gastado en un viaje de alucine, sino que aprovechó una gran oportunidad, con unos descuentos especiales y salió «tirado». No importa si le salió o no tirado, pero es un buen comienzo de conversación, sobre todo, si uno dice: «estas navidades me fui a Cuba», y el otro u otros le dicen: «vaya, vaya, estás rico, no?» y entonces, el tiene preparado que fue una ganga ir a Cuba, casi le regalaron el viaje …… somos así.

    Las rebajas nos hacen comprar más, porque es un «como si compráramos barato». Por supuesto, dados los formatos de venta, uno acaba comprando no lo que necesita, salvo excepciones, sino los caprichos, pero como son de rebajas y más baratos, parece que no lo son.

    Llevaba dos temporadas sin ir de rebajas, y este año he comprado tres cosas, las tres podía prescindir de ellas, pero al final caí en la trampa de las rebajas.

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