Me permitirán hoy mis lectores que «me pegue» con un autor anónimo, pero representativo de lo que no es innovar. Hoy me he levantado crítico y estoy un poco cansado de ser tan bueno, como vengo siendo en este blog.
Año: 2008
Este mundo, dejado a su autodesarrollo, te asombra una y otra vez. Hoy me levanto, es domingo, con pocas ganas, tengo trabajo, pero segun me levanté pienso que lo puedo hacer por la tarde, en esas tardes de domingo siempre aburridas, pero me conecto. Y al conectarme, encuentro en mi correo un mensaje de mi suscripción al blog de Nespral, donde me hace unas recomendaciones. Sigo la primera, muy interesante. Me meto en la segunda, también …… ya estoy enrollado. Voy de información en información y de sugerencia en sugerencia. Ya estoy en otra onda.
Esta transparencia representa sintéticamente mi modelo y método para innovar. Por supuesto, así, como toda transparencia que se precie, dice poco, es sólo para abrir boca para lo que está detrás de cada uno de los vocablos utilizados.
Me ha ocurrido varias veces ya, casi siempre coincidiendo con ciertas fases de mi ciclo vital: de pronto, chas, me doy cuenta de que ya había encontrado una línea, una solución, una forma, que ahora vuelve a ser interesante en la nueva coyuntura, en el aquí y ahora.
Si, tantas veces, cuando terminamos algo, nos acordamos de lo que no hicimos, y ya no podemos hacer, porque ha pasado el momento o ya no hay oportunidad.
Un bolerito de cuando yo era joven, no recuerdo como se titulaba
Danzando: una pareja de galaxias entrelazándose, como una totalidad interdependiente, como un sistema de transformaciones; con un gran autorreglaje. Me recuerda a Jean Piaget. Si,
Una fábula cortita, que me ha hecho pensar en muchas cosas
Hay veces que es mejor no preguntarse o no saber. Bueno, pocas. O ninguna. Pienso que vale la pena saber siempre.
Me desperté a media madrugada. Unos segundos antes de abrir los ojos me vino en bloque un conjunto de pensamientos sobre la interrelación entre mi modelo de innovación y lo que he hecho este curso.