El hecho de que podamos ser capaces de facilitar el acceso al conocimiento para personas que tendrían dificultades para encontrarse en un aula, o para mayor conocimiento de aquellas que viven distantes, pero con las que se puede mantener una relación intensa y de intercambios, es decisivo a la hora de valorar lo que nos han ido aportando las sucesivas plataformas y softwares que se han ido incorporando en el mundo del e-learning. Eso nadie lo duda. Á más, que esas plataformas permitan unas posibilidades a veces diferentes y netamente superiores al trabajo en el aula, tampoco lo dudo, y lo vengo experimentando desde hace años con alumnos y participantes en cursos y ciclos de trabajo.
Por poner un ejemplo de gran relevancia, desde hace muchos años, casi quince, vengo usando con los alumnos un diario de aprendizajes, que les permite reflexionar sobre lo que aprenden y sobre sus aplicaciones. Bien, desde hace cuatro años uso blogs individuales y grupales para que hagan su “bitácora de aprendizajes”. Los resultados son espectaculares y sin duda superiores al típico cuaderno, escrito a mano, donde iban reflejando sus apreciaciones. Ahora es un espacio interactivo, en el que puedo conversar y comentar sus aportaciones, y donde puedo permitirles desarrollar mejor su trabajo, su reflexión y sobre todo la aplicabilidad de lo que aprenden. Es mucho mejor hacerlo on line que hacerlo a “cuaderno limpio”, sin duda. Es un ejemplo, de los muchos que se pueden poner.
Pero ……
Si, pero (no soy Servan Schreiber no se preocupen) …… otra cosa es que existen multitud de aplicaciones del e-learning que no llegan ni al nivel de un e-reading, es decir, un buen repositorio de documentación; otros muchos son un mal e-reading con unos poco preparados tutores; y hay demasiadas aportaciones discursivas; y no digamos ya cuando lo que se trata es de utilizar solo recursos virtuales para vestir el santo, pero detrás no hay nada. Conozco programas impresentables de contenido; conozco programas impresentables de formas; conozco programas impresentables de metodología pedagógica; y ….. todos pecan de que no han sabido desarrollar los roles de profesor y de aprendizaje en el espacio virtual. Ni siquiera los más avanzados en nuestro país, entre los que sin duda destaca la UOC.
También ocurre que el programa e-learning se beneficia del gran interés y motivación que suele tener el alumno, y que supera cualquier inconveniente de mala planificación, gnoseología o metodología pedagógica, con mucha voluntad, con muchas ganas y con mucha energía. Lo cual redunda en aquello que sabemos desde siempre los que nos dedicamos al mundo del postgrado y similar, y es que los programas “los hacen los alumnos” y les dan nivel, los alumnos. Esta ventaja del on line, disponer de alumnos con interés y motivación especiales, es de gran importancia en la solución de esos múltiples problemas de concepción, de transmisión de las formas tradicionales y de uso de la tecnología como si no existiera, es decir, haciendo lo mismo que si fuera en directo o por carta postal tradicional.
Creo que esto aclarará mi postura, que en absoluto es contraria a la enseñanza e-learning, b-learning o como me gusta decir shared-learning, sino más bien al uso que se da de ello, como producto poco elaborado y de poca calidad relativa, aunque sin duda, peor es muchas veces la enseñanza en el aula y con todas las condiciones de poder ser buena. Sigo pensando que si no tenemos buena enseñanza e-learning es básicamente porque no tenemos una buena metodología pedagógica en las aulas.