«Las empresas, las organizaciones, necesitan desarrollar la concepción del mundo adecuada a su cultura y a sus valores y que la mantenga viva y adaptada a un mundo en permanente cambio”

Forzar la cultura es a medio-largo plazo imposible. Cambiar la cultura, lentísimo, y con tendencia al tono original o con su preponderancia.

Todavía hay mucha gente que promete cambios culturales, casi milagrosos. Hay empresas cutres, que todo lo acaban haciendo cutre; hay empresas abiertas que todo lo acaban pasando por el matiz de la libertad; hay empresas volcadas en el cliente, que se renuevan con facilidad; hay …… .

Pero también es cierto que hay un cierto grado de maniobra, que puede ser utilizado a medio-largo plazo, sobre todo, si no es contradictorio con los planteamientos básicos culturales originales del que yo llamo big bang, y siempre que se cumplan determinados parámetros en la intervención.

El binomio escasez-necesidad hace muchas cosas o las permite, pero no es una panacéa, aunque a largo plazo acaba modificando las bases culturales, aunque mantenga algunas de las estructurantes.

La realidad es otra variable que ayuda, y que está altamente vinculada al binomio citado. La consciencia de lo real actúa como modificante, el paso del in-pre-consciente al consciente, pero tampoco modifica si no se sabe utilizar dicha energía latente.

Los que viven la necesidad, sobre todo, dentro de la empresa, son el punto más sensible de la cadena para actuar y tener éxito en los procesos de cambio, etc.

Hay muchos otros, y ya están explicados en mis libros y experimentados en los action-research emprendidos. Hay un artículo de 1989 sobre estilos de dirección y cultura corporativa, que ya establece las bases de dichas intervenciones, basándose en una “traslación” reinterpretada de un modelo de Kets de Vries, traducido a partir de una experiencia propia desarrollada en una región de una gran empresa, donde se buscaba el cambio mediante alguna de las estrategias citadas más arriba.

Por cierto, un planteamiento coincidente en gran medida con las estrategias mostradas por Nonaka-Takeuchi en 1994 y por Senge en la Quinta disciplina, más o menos por las mismas fechas.

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