“Los individuos evolucionados comprenden que todas sus experiencias en la vida son como un reflejo de su cultivo personal, así que trabajan profundamente. Aprenden a alcanzar sus propósitos y dominan su ámbito conservando la objetividad y manteniéndose abiertos a toda clase de información” Tao-te Ching
Si, muy interesante, para reflexionar un rato. Primero, comprenderse a si mismo, conocerse, ese es el principio de cualquier cosa bien hecha. Comprenderse viviendo, es decir, experimentando, a partir de su propio esfuerzo de un “trabajo profundo”. Aprender a trabajar, aprender a aprender, para alcanzar nuevos objetivos; y dominar su entorno, estando abiertos y al mismo tiempo, intentando respetar al otro y a la intersubjetividad en que nos movemos. En mi opinión, un buen punto de partida. Tal vez el mayor conocimiento sea el de conocerse a uno mismo; tal vez, la forma en que caminamos hacia nuestro interior, puede ser una ruta adecuada para caminar en el exterior; sin duda, necesitamos del exterior y de la vida en general, de la información que nos facilita, de su riqueza, de su comprensión. Pero, añadiría yo, si profundizo sobre mi mismo, estoy plantando la semilla de proyectarme en los demás. Ahora, añadamos la pimienta de la máxima de devolver acrecentado lo recibido, ¿a que el conjunto queda interesante? Era sólo una mínima reflexión. Siempre interesa repasar a los maestros.
Según Tales de Mileto, una de las cosas más difíciles que hay en la vida es conocerse a si mismo, por tanto, todos los aprendizajes que hacemos a lo largo de nuestra existencia se fundamentarán en la relación con el resto de los seres humanos, aprenderemos de nuestros errores, de las cosas bien hechas, tenemos que profundizar en nuestro interior, pero sin olvidar el exterior. Tenemos que valorar que lo externo nos ayuda, nos enriquece y nos mejora, nosotros aisladamente, no podemos avanzar, ni innovar.