Una corresponsal me anima a continuar por la senda emprendida. Más innovación, pero de la buena, de la que tiene en cuenta a las personas, y sobre todo, a las colectividades, a los grupos, y que piensa que lo más importante es hacer las cosas uno mismo, porque eso significa que empezamos a ser libres. Innovación, personas-grupos y autodesarrollo, tres vectores que singularizan nuestro trabajo.