No me atraen los espectáculos de inauguración de los eventos deportivos. La verdad es que tengo poca experiencia, porque sencillamente no los veo. Pero resulta que: a) me he atrevido a instalarme frente al televisor para mirar este de Beijing, como se dice ahora; b) y tengo que reconocer, sin que sirva de precedente para siempre, que me ha impresionado.
(Innovación – Aldebaran Innovation)
¿Por qué? sobre todo por ser no tanto creativo como innovador, en el sentido que doy yo a la palabra: innovar es saber mejorar entroncando con lo mejor de lo que ya somos o hemos sido. Y hay varias cosas que me han hecho reflexionar sobre la reflexión: primero, los fuegos, eran elegantes, no eran especialmente ruidosos, estaban bien sincronizados, complementaban la imagen; otra, cultura y modernidad, la inserción de la cultura y el conocimiento vinculado a la tecnología; otra, los movimientos de masas, estéticos, culturalmente integrados, también complementarios; otra, los juegos de luces que no eran espasmódicos, sino que sabían acompañar; otra más, lo simbólico, la integración sincrónica de lo simbólico: la escritura, la pintura, el papel, la música, la paloma ¿picassiana?, el fuego, la tierra; otra más, lo ritual, todo componía un gran rito, un rito sin sorpresas -menos mal que Spielberg se dió de baja para fabricar el espectáculo-, sin rupturas, sin grandes alardes, pero todo era un alarde, un sinfin de imágenes. Un acierto haberme puesto delante del televisor, todo era reflejo de otra cultura, en realidad, de lo que yo llamo hace tiempo, la cultura, el punto de comienzo y de ¿fin? de las cosas y de la humanidad entera.
Es placentero aproximarse a una cultura como la china, vengo diciendo hace mucho, y no soy el primero, que es otro mundo, un mundo que sigue siendo el mundo, y remetirse a él casi vale la pena para perfeccionarse. Me emocionó, me puso en momentos la piel de gallina, como se dice, porque para mí expresaba lo que tantas veces he querido decir en mis escritos y creo que pocas veces he podido reflejar, porque la cultura hay que haberla «mamado» desde siempre, «tenerla en vena», y nosotros, pobres occidentales, sólo somos «tigres de papel».
Tengo que reconocer que también me llegó el simbolismo del ocho, tres o cuatro o cinco veces ocho. Lo vengo utilizando desde hace tiempo. Mis cuentas de internet siempre andan llenas de ochos. No sabía que tres ochos conferían felicidad. Pero me lo creo. En realidad, un ocho es un gran acto de amor, un encuentro entre una e mayúscula y un tres árabe. Nuestras letras y números no dan para tanto simbolismo y hay que echarle imaginación. La escritura china lo favorece, porque nace de la misma cultura milenaria.
Creo que es cierto lo que dices, yo no he podido ver todo el espectáculo completo de inaguración de los Juegos Olímpicos, pero ha sido espectacular, lo más sorprendente es que lo tradicional mezclado con las nuevas tecnologías da un resultado sorprendente y eso hay que saberlo hacer, necesita esfuerzo, trabajo, dedicación, ensayo como han hecho ellos, más de un año preparando todo para que salga a la perfección y lo han conseguido, es un pueblo ejemplar, constante y dan un ejemplo a la sociedad de organización y trabajo grupal. Valoran a sus maestros, jugadores relevantes que les hacen ser protagonistas y mantenerlos vivos en la memoria para que sirvan de ejemplo a las siguientes generaciones. Creo que tenemos mucho que aprender de ellos este acto ha sido un ejemplo a seguir.
Estoy de acuerdo en lo que se frefiere al espectáculo. Pero el espectáculo inhumano que nos están dando es dantesco, y empaña cualquier maravilla que los chinos quieran usar de cortina de humo, para ocultar una realidad que llevan tratando de censurar durante muchos años. Sólo trantan de impresionarnos físicamente para que el resto del mundo vea que su sistema funciona, que su gente goza de una gran salud y fortaleza fisica, y así ocultar los 600 millones de seres humanos que están por debajo del umbral de la pobreza.
El gobierno chino, no sólo no ha cumplido ninguno de los objetivos humanitarios a los que se habia comprometido con motivo de la celebración de los jjoo, sino que por el contrario ha violado los derechos de los más desfavorecidos para conseguir, una vez más, enmascarar la realidad de un sistema que nunca ha funcionado y nunca funcionará, mientras no se democraticen y respeten los derechos humanos.
Bueno, sin duda tienes razón en tus posiciones, pero no pienso que estén en contradicción por mi admiración por la cultura china. Estoy seguro que si miráramos más desde esa óptica tendríamos menos conflictos, seríamos más felices y compartiríamos mucho más nuestros horizontes y aspiraciones. Y, por desgracia, dejamos de mirarla, quedándonos nada más que con algunas emociones singulares sin mirar con profundidad en nosotros mismos y nuestras actuaciones. Para mí es más preocupante, sin restar importancia al tema del Tibet, las actuaciones continuas de los USA en Oriente Medio, de la nueva Rusia en sus diversos satélites disgregados o del olvido sistemático y el uso perverso de muchas regiones africanas, donde se manifiestan continuamente la agresividad nada contenida de nuestra cultura competitiva y destructiva. Pero sin duda, el Tibet y otras cuestiones hay que tenerlas en cuenta en el caso chino.