En la abundancia, todo se relaja, y aumentan las oportunidades de ganar dinero sin hacer casi nada. Un ejemplo es la intermediación comercial, donde acaba teniendo cabida todo el mundo y en las mejores condiciones, en condiciones normalmente explotadoras, del cliente y del productor. En la abundancia, los intermediarios se reproducen como medusas, si es que las medusas se reproducen como plaga, que a mi, aunque no las he padecido, me lo parecen.
(Innovación – Aldebaran Innovation)
Hoy, la noticia es que los productores se agrupan o al menos, lo intentan, para quedarse con un mayor margen, y evitando intermediarios. Bueno, la noticia ya la había visto muchas veces, pero al final, los intermediarios son los que «ocupan» las mejores posiciones, como en el baloncesto -«coger la posición»- y finalmente, todo esto no pasa de ser una noticia de «cuando no hay noticias» y el personal anda por la playa y sólo mira los titulares, si es que le llega el periódico o le da tiempo, de tan enfangado de sol y de enfados que está. Dice la noticia que los productores agrícolas se agrupan para vender directamente al consumidor. ¡Ojalá!. Pero en un sistema de mercado, si finalmente lo consiguieran, evidentemente las rentas de los productores iban a ser mayores, los precios en principio menores, pero a medio plazo, la posición ganada sería equivalente a una abundancia, y por tanto, volveríamos a los precios precedentes o …. más. Me dirán: que tipo más pesimista, sin duda, tal vez es la edad, la experiencia, o haber vivido situaciones parecidas muchas veces.
Quería decir que la abundancia suele ser perjudicial; quería decir que la crisis o depresión o como queramos llamarla, es decir, la escasez, es una buena oportunidad para innovar en algo que está pendiente y que siempre acaba en manos de los de siempre, de los que ni producen ni consumen, pero se quedan con los grandes márgenes. Todo está organizado para que sea así, el que menos trabaja, gana más, al menos en este sistema. Trabajando nadie se hace rico, de verdad, no es broma. Y eso es la gran contradicción con lo que necesitamos. Porque finalmente trabajar e innovar es gratificante y bueno para la salud mental y somática, pero claro si resulta que el oportunista se queda con lo que nos corresponde, empieza a no gustarnos esforzarnos, y finalmente, todos acabamos pensando que es mejor no hacer nada que hacerlo, porque finalmente los que ocupan la «posición» adecuada en la pajarera del mercado se benefician extraordinariamente, en tanto los que aportan o consumen, ahí están, al pairo.