¡Qué manía con la crisis! En el ciclo económico, crisis equivale a estar en el punto más alto del mismo, entre la última subida y la primera bajada, una fase vital, llena de riesgos, pero también de esperanzas. Es difícil predecir hacia donde se encaminarán las cosas. No entiendo porqué es tan difícil para los señores del gobierno hablar de crisis, porque estamos precisamente en eso, en crisis. La depresión sería la siguiente etapa, cuando se produjese no sólo un estancamiento productivo, sino también un descenso real de rentas y valores añadidos. Es cierto que los datos nos indican que vamos a peor. Y que ya lo sabíamos desde mucho antes de las elecciones, y que ahora, igual que el PP se empeñó en que «era ETA», porque dijeron que era; ahora el PSOE diga que no hay crisis porque mintieron diciendo que no la había cuando se iban a celebrar. Cosas de los políticos, que buscan la manera de ser realmente el Gran Hermano de 1984 y cambiar lo que han dicho, y como no pueden, porque hay luz y taquígrafos, pues dicen que no lo han dicho, pero …… lo han dicho.
(Innovación – Aldebaran Innovation)
En todo caso, que más da que se le llame crisis o depresión o desaceleración o frenazo; lo cierto es que las variables que no puede controlar el gobierno, porque ahora el mercado se ha hecho totalmente el dueño, están incidiendo de manera profunda y fuerte sobre los soportes, en mi opinión relativamente débiles, de la economía española y también de la europea. Y esto va a signfiicar mucho más desempleo, pero mucho más de lo que se dice, probablemente subamos dos puntos y medio o tres en un año, porque nuestro empleo es cutre o pobre o estructuralmente débil, como uds. quieran llamarlo. Y también los dinamizadores, que han sido y quieren seguir siendo las obras e infraestructuras, solución antigua donde las haya, explotadora donde las haya, y regresiva, donde las haya. Cambiar de dinamizadores, cuando se ha deteriorado de manera significativa nuestro sentimiento de aprender, nuestro sentido de la realidad, y de la responsabilidad, y se ha fomentado una cultura de pelotazo y de oportunismo y caciquismo localista y no tan localista; cuando se ha deteriorado, aún más, nuestro sentido de que conseguir las cosas es difícil, y hay que trabajárselo seriamente; cuando nos vemos mejor de lo que somos; cuando las luchas internas y los fraccionamientos mal comprendidos, dan lugar a pérdidas evidentes de energía hacia fines dispares e inadecuados; …. cuando ……. pues me extraña, me extraña que seamos capaces de generar innovación, de generar cooperación, de generar calidad, de generar aprendizaje, de generar espacios de conocimiento …. me extraña, sí, mucho. Ahora estamos mucho peor preparados para una fase depresiva del ciclo de lo que nos ocurría cuando estábamos en peor situación y nos sentíamos que veníamos desde abajo económica, política y socialmente, porque en esos momentos, había una ilusión para superar esas situaciones lamentables que nos hacían mucho más no-europeos de lo que realmente éramos.
Quería decir pocas cosas cuando me puse a escribir el post anterior, pero al final me enrollo como un economista. Y ya sé, ya sé, tiendo a ver medio vacío el vaso, lo siento, pero es que está medio vacío, aunque muchos se empeñen en verlo con optimismo y talante, y otros completamente vacío.
Estoy leyendo una novela de Cabrera Infante, y me estoy dejando llevar por su estilo, de párrafos largos, larguísimos, casi sin comas, ni intermedios, ni puntos ni nada. Noto que lo he reflejado bastante, aunque se pueden conseguir párrafos más densos, en este post. Lo cierto es que he querido decir muchas cosas en poco espacio, y eso siempre es difícil.