Si, ¿en qué mundo nos estamos metiendo sin casi darnos cuenta? Y yo hablando de innovación y sus hierbas.
Voy a comprar algo en un aeropuerto, elijo, voy a pagar, me piden el pasaporte, lo enseño -recuerdo que antes pedían la tarjeta de embarque, ahora el pasaporte-, lo acababa de enseñar para pasar la aduana y me habían asegurado que no lo necesitaría sacar ya más. Bueno, lo enseño, y veo que la chica que me va a cobrar, toma nota de mis datos en su ordenador. Le digo: «no, no, por favor, una cosa es que Ud. vea mi pasaporte, cosa que me parece ya inusual, pero que además tome nota del mismo en su ordenador, eso es inaceptable -pensaba y decía yo basándome en la propaganda esa de la protección de datos-; me dice: «pues si no quiere comprar, no compre». Y ya está resuelta la dictadura. Para comprar necesitan meter los datos de mi pasaporte o de mi identificación en una base de datos que yo no controlo en absoluto.
(Innovacion-Aldebaran Innovation)
Esto es lo mismo que tenemos que soportar en todos los sitios y con muchísima más intensidad desde el famoso 11 de septiembre. Vas a cualquier empresa o institución, te piden el carnet de identidad o pasaporte, sacan una copia, lo registran en sus ordenadores, a veces, hasta te sacan una foto, como el otro día en una institución pública, ya copiando a las aduanas norteamericanas. Cuando me sacaron la foto, le dije a la chica: ¿me la va a pegar en la tarjeta de entrada? y me dijo, no, queda registrada.
Los ejemplos son múltiples y la aceptación obligada también, porque caminamos sin duda e igual que a las ranas que les van calentando el agua poco a poco, hacia una sociedad de control, una sociedad de «Gran Hermano», de «1984», cada día más y más caliente, y nos estamos cociendo sin darnos ni cuenta. Yo sólo lo recuerdo. Ya sé que poco podemos hacer, porque en el fondo, cuando el Estado tiene que hacerle caso a alguien, siempre le hace caso al que manifiesta con más intensidad la posibilidad de miedo, y por tanto, no tenemos nada que hacer, nos ganan los miedos de los otros, y mientras, nos vigilan cada vez más ….. porque yo me pregunto ¡qué carallo harán con tanta información en sus ordenadores! ¿estarán interconectados? espero que no, aunque avanzan en esa línea. Recuerdo ahora cuando me cambié de carnet de identidad recientemente que el auxiliar que me lo hizo me dijo que el nuevo, el digital, era muchísimo mejor, y yo pensé: «para ellos, sin duda», para avanzar hacia el Gran Hermano.
Sería deseable que se denunciasen constantemente estas acciones contra la libertad y que todos tuviéramos la oportunidad de ver «1984» y de leer «Sobre la libertad» de John Stuart Mill. Existe ahora un recurso muy interesante en la red, el periodismo ciudadano, que nos permite ser protagonistas con nuestras experiencias en esa dinámica. Mi amigo Oscar Espiritusanto lo promueve y mucha gente más. En América Latina está teniendo mucho éxito. Yo propongo que denunciemos y expresemos como estamos teniendo problemas con mantener los standards mínimos de libertad individual que parecía que habíamos consolidado. Es una propuesta.