«Salarios» (1975) es un artículo interpretativo sobre las interrelaciones entre la distribución de la renta y el crecimiento económico.
Se tomaba como base el caso español desde 1954 que es desde cuando disponíamos de información al respecto. Poco a poco, los trabajos del Instituto Nacional de Estadística sobre distribución de la renta fueron dejando de hacerse. Hace años que para conseguir esa información es preciso hacer muchas hipótesis y cálculos estimativos, y ya no encontramos una buena fuente de información.
El artículo explicaba -y demostraba con cifras fehacientes- además el juego del salario real en el crecimiento económico español y cómo dicho salario no subió más que excepcionalmente y en los mejores años de crecimiento económico, cuando en los sesenta se aumentaba el PIB en una media de más del 6% y se hablaba del milagro español. Eran todavía épocas en que los salarios tenían importancia en el conjunto de la renta, representando más de la mitad de la misma, y que también los movimientos sociales y sindicales tenían una fuerte presencia tanto en las empresas como en la calle. La transición favoreció inicialmente todo eso, y los Pactos de la Moncloa «pusieron nuevamente las cosas en su sitio», es decir, en la senda adecuada, y los salarios-condiciones de trabajo siguieron su pendiente hacia abajo.
En esos años sólo la construcción y algo el turismo eran empleos precarios, y la mayoría gozaban desde el primer momento de las condiciones salariales mínimamente estables y a medio plazo, con seguridad en el empleo y todas las ventajas sociales posibles, a las que se añadían las que se obtenían en el marco de las grandes empresas.
Algo muy distinto del panorama actual, donde para entrar en una de ella es preciso «demostrar» durante uno, dos o hasta tres o más años la idoneidad para el puesto, mientras se le paga al empleado mucho menos de la mitad de lo que se tendría que pagar si fuera un puesto auténtico, estable y fijo, y muchas veces, después de ese tiempo, se le dice al trabajador que «busque» otra beca, porque esa ya se ha acabado, y no lo van a hacer fijo. Una gran diferencia sin duda. Pues bien, en esos años setenta, y aún siendo un país con mucha menos renta per capita, los salarios mantenían a duras penas la proporción debida con los beneficios. Ahora eso ni pensarlo.
Los salarios van siempre por debajo de los niveles de crecimiento de los beneficios -y esto es tan evidente que ya no necesitamos las estimaciones del INE para saberlo-, porque se trata de mantener los puestos precarios, con altos beneficios, que «hacen más competitivas» a las empresas, porque pueden bajar los costes, y de esa forma, vender más, y por tanto, hacer más ricos, mucho más ricos, a los que ya lo son. Y decían que Marx se equivocaba cuando hablaba de «tendencia descendente de la tasa de salarios» o «depauperación salarial». Ahora que también nos hemos cargado a Marx, que queda? Nada, solo soportar lo que nos viene encima, y sin defensa alguna, ni siquiera ideológica.
Por cierto, «Salarios» fue un trabajo que dio pié para desarrollar tres tesis doctorales, una de ellas en la Universidad de Lovaina. Era un trabajo interesante y atrevido, también en el plano teórico, revisando y contrastando la formulación matemática de la teoría marxiana.
Por cierto, «Salarios» fue publicado por primera vez en el «Anuario de Relaciones Laborales en España, 1975», por Editorial de La Torre. Luego se recuperó en «Crecimiento económico y crisis estructural en España, 1959-1980» y fue reproducido multitud de veces en «Lecturas de Estructura Económica de España» de muchas universidades españolas, que me consten más de veinticinco.