Sin análisis e interpretación no hay innovación. Un proyecto innovador nace de una necesidad, y la necesidad ha de ser detectada, analizada, conocida e interpretada. En el mismo proceso de interpretación «aparece» -y no es magia- lo que hay que hacer. Es terapéutico saber donde estamos, porque eso nos induce a saber adónde queremos o tenemos que ir y hasta casi por donde. Por tanto, no es sólo análisis, sino y sobre todo, interpretación. Es difícil hoy en día hablar de interpretación porque siempre se piensa en su sentido implícito de tipo ideológico, pero no es así, si no existe interpretación no hay conocimiento. Conocer es básicamente llegar a la instancia de la interpretación y de eso se trata.
Para mí lo diferente es saber continuamente donde estamos, es lo que cualifica el principio de un proceso de conocimiento, y por tanto, y consiguientemente de un proceso innovador.