De la formación al desarrollo

Ya empieza a no hacerse formación en el sentido tradicional del término, de enseñanza de habilidades sobre bases de docente-discente. Hoy la formación es proactiva e interactiva, pero queda todavía mucho tramo por recorrer.

No es suficiente con que el espacio del aula se operativice y se introduzcan y generalice la introducción de sistemas proactivos e interactivos en la enseñanza. Todavía estamos demasiado establecidos en una formación tradicional que parte del supuesto de que hay quien sabe y hay quien no sabe y por eso es necesario que los segundos aprendan de los primeros. Nada más lejos de lo necesario. Se aprende a partir de las emociones, de los sentidos, de las experiencias, de las vivencias. Si éstas están retraidas o conformadas o no se movilizan, los resultados del aprendizaje son precarios y su eficacia es muy baja. Los espacios formativos tienden a ser espacios democratizados, donde se cuenta con la experiencia de las personas que partiipan, los roles en el aula se transforman y los profesores tienden a ser más facilitadores que dictadores .

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Más que formación se hace desarrollo, porque se crean las condiciones -hasta motivacionales- para que las personas desarrollen sus capacidades a partir de sí mismos y de sus oportunidades concretas y sus potencialidades personales. Esto significa que lo que hemos llamado desarrollo actúa más sobre las emociones, sobre las actitudes, sobre las motivaciones, sobre los comportamientos, que sobre la inteligencia y la razón, aunque basa todo su trabajo en ella. Los espacios formativos y de desarrollo han de permitir y facilitar los procesos de autodesarrollo y de aprendizaje contínuo y para ello han de incidir más en el cómo que en el qué, más en los métodos de trabajo que en los contenidos de lo que se forma. Y esto es válido igual para enseñar matemáticas o habilidades concretas como para enseñar desarrollo directivo. Ah, y la formación se hace mejor desde fuera que desde dentro y con recursos de las organizaciones: la formación se diseña y dirige desde el interior, pero se consiguen las máximas garantías de eficacia y de calidad cuando se hace por especialistas de fuera.

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Un comentario en «¿Formación?»

  1. De las respuestas a las preguntas, es una ruta nada nueva, ya estaba en Sócrates y otros antecedentes, pero parece que nos hemos acostumbrado demasiado a afirmar y poco a preguntar. Este es el reto, sobre todo en la sociedad y en las aulas en España.

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