¡¡¡ QUE NEGOCIO !!!! Todo por las nubes. No van a aguantar las nubes con tantos aumentos de precios encima. Y como se decía: «y lo que te rondaré, morena», porque hemos entrado en la espiral inflacionista y cuando se desencadena se sufre algo parecido a lo que pasó con la entrada en el euro, pero nadie nos ha contado. Los precios suben anticipándose a las subidas, de tal forma que sólo la expectativa de que «se han abierto las compuertas» es suficiente para resguardarse y tensar un poco más la cuerda. Son las consecuencias de varias cosas, pero entre ellas dos que me parecen importantes:

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a) la tremenda subida de beneficios durante el periodo de los últimos veinte años, subida que no es posible ni siquiera invertirla con un mínimo de garantía, y que además, ha acostumbrado a los expertos bursátiles a tasas de beneficios desorbitadas, que hay que mantener, porque sino se tira para abajo de la cotización; en esa competencia por mantener tasas impensables e imposibles, estamos. Esta acumulación de capital exhorbitada, y durante tanto tiempo, tiene que ser absorbida por el sistema, y ahora tardaremos al menos diez años en hacerlo. No es fácil. Claro que siempre viene bien «huir hacia adelante» y los precios siempre son una buena salida hacia adelante, para los que tienen, claro. Lo único malo de eso, es que desequilibran el mercado y o bien se produce una depauperación inmensa, o bien y casi siempre al tiempo, no se puede comprar a esos precios, lo cual da lugar al techo del sistema, la sobreproducción. La salida utilizable es aumentar los plazos de los créditos y las facilidades crediticias, pero sabemos que eso también tiene un límite. Aunque si es cierto que ahora se tiende a buscar plazos hipotecarios superiores a los 30 años, hacia los cincuenta, y que claro, ni la vida de una persona es suficiente para pagarlo, para más la vida de un activo, que no suele durar con diferentes altibajos más de treinta años. En fin, un gran problema, porque como decía Sigheto Tsuru en ¿Adonde va el capitalismo?, la espita del crédito permite «respirar» al sistema, pero no en las condiciones exigentes que actualmente tenemos. y

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b) la estructura del poder mundial, donde por una parte, los USA mantienen una guerra horrible, que hacen posible pagando a empresas privadas de mercenarios, tipo Blackwater, una guerra por el control de un área especialmente importante desde el punto de vista de los recursos, también entre otras cosas para «conservar» el petroleo de los diferentes y feudales emiratos y Arabia. Esa estructura de dominación le está costando cara a todos, y la escalada de precios, del petróleo servirá también para intentar pagarla, pero eso no es tan fácil. Esa guerra ha generado un estado de las cosas muy conflictivo, muy tenso, donde se han radicalizado las posturas, y esa radicalización tiende a forjar nacionalismos e ismos en general, que van socavando el mercado como lugar de intercambio, y transformándolo en un lugar de guerras, conflictos y expropiaciones. La guerra aumenta los precios, está aumentando substancialmente los precios del petroleo y a partir de ahí de todas las materias primas. Eso ha sido beneficioso para algunos, para los más retrógados de entre los retrógados, y ha sido perjudicial para los menos retrógados, porque cuando se entra en guerra los contendientes te obligan a posicionarte o a su lado o enfrente, y eso es lo que ha ocurrido. La aparición de Chindia en el mercado mundial ha acelerado este proceso, pero tanto China como India están trabajando y buscan hacerlo en paz, y la guerra finalmente les va a frenar su proceso de crecimiento. No son ellos los causantes de la subida de los precios, porque hayan aumentado la demanda mundial; son los guerreros y sus cómplices los que se siguen beneficiando de esta loca escalada de precios, que intenta paliar los resultados de la guerra -siempre nefastos, aún para los que ganan, si es que alguna vez alguien ha ganado en una guerra, lo cual es discutible- y mantener los incrementos interanuales de los beneficios de las grandes corporaciones.

Y cuando hay tal inflación, sobre todo en alimentos, no vale de nada innovar, la innovación se convierte en marginal, en lo último interesante, a no ser que sea para crear nuevos artefactos de guerra.

N.B- Ya sé que no he hablado de lo que hablan todos en los periódicos y en los foros políticos, pero como ya hablan ellos, para qué necesitan más voceros, y además, su análisis no pasa más allá de la superficie de las cosas.

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