Para hacer cualquier cosa, lo más importante es saber adonde queremos ir, pero eso no es algo que sea una mera idea o una elecubración mental, sino algo que se deriva normalmente de las vivencias y experiencias que uno tiene en relación a lo que es, su contexto y lo que ocurre. Si queremos hacer algo, tenemos que saber adonde ir, porque si no lo sabemos, el viento nos llevará adonde quiera. Vuelvo a repetir, pero para saberlo, es preciso caminar previamente en el conocimiento de lo que es, en el conocimiento de lo real, del yo y de mis energías y de mi entorno. Una vez definido adonde ir, lo cual no es nada fácil, tenemos que concentrarnos en la situación concreta, y conocer profundamente donde estamos, lo cual derivará en posibilidades y oportunidades. Es entonces cuando seleccionando aquellas que sean más oportunas, podremos hacer un plan, una programación de tareas y de ejecución. Y entonces, requeriremos toda la energía para lanzarnos «a por ellos».
El origen de esta transparencia es un libro de Eduard de Bono que yo he puesto en visible. No me convence del todo, por varias razones, pero es un buen esquema. Cuando lo presento en un aula, hago varios matices sobre su contenido. Hoy me conformaré con presentarlo. Creo que es útil para organizar un proyecto.
N.B.- Por cierto, para dar más énfasis a la praxis la he escrito acentuada.
No está mal, pero yo lo veo así:
1. ¿Adónde queremos ir?
2. ¿Qué hay? ¿Qué vemos?
3. ¿Adónde nos dejan ir?
4. ¿Qué plan, qué proyectos, podemos hacer para llegar a donde queremos ir moviéndonos en lo posible por donde nos dejan ir?
5. Vamos a ver si lo conseguimos sin que nadie se entere
Es decir, lo veo más como un juego de estrategia en el que el oponente siempre va a tratar de obstaculizarte (si habéis jugado al “Comandos”, es a eso a lo que me refiero), que a una competición olímpica en la que todos los observadores están dispuestos a aplaudir si llegas a la meta.
Entiendo tu rectificación, pero tal vez sea poco optimista. Dice Coelho que si queremos con mucha fuerza ir a un sitio, el destino nos acompaña. Ya sé que es exagerado, pero algunas veces conviene pensar que las cosas son así, aunque no lo sean del todo.
El ¿Adonde nos dejan ir? por supuesto es importante, pero también depende de si nosotros ponemos nuestra energía delante de la mesa y utilizamos la mano izquierda adecuadamente. Para mí el tema no es una guerra de guerrillas, sino más bien tener claro lo que uno quiere. Y reocnocerás, que muchas veces no tenemos claro lo que queremos hacer, porque no estamos seguros de haberlo estudiado en todos sus aspectos, y porque siempre existen incertidumbres en aquél que quiere mover ficha. Los que nos gusta mover ficha, siempre estamos un poco «desamparados», porque lo más fácil es continuar haciendo lo que ya hacemos. Lo cierto es que el fundamento de todo, y es lo que no está en la transparencia de Bono es que antes de saber adonde queremos ir, es preciso hacer un buen análisis y diagnóstico de donde estamos. Este puede ser no sólo el fundamento de conocer lo que hay que hacer, sino también un gran resorte y contraste de que lo que queremos hacer es lo que hay que hacer.
Creo que falta una fase een el cuedro de Bono:
6.-!! Lo intentaremos las veces que sea necesario!!
Estoy de acuerdo con la visión optimista del profesor Carballo. Porque a pesar de los problemas que surgen si se tiene claro a donde queremos llegar, siempre conseguiremos algo en el primer intento,lo que nos dara energia para los siguientes intentos