¿El presente como historia?

«El bien que hicimos la víspera es el que nos trae la felicidad por la mañana» (proverbio chino).

«Nada hay tan importante como el momento presente» (Goethe)

«El que no respeta la noche, no se merece el día» ( proverbio italiano)

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Pasado-presente-……. Coherencia entre medios y fines, entre pasado y presente. Me quiero fijar en Goethe, partir del hoy, del momento presente, del aquí y ahora se ha dicho, de nuestra realidad inmediata. Eso es lo importante. Vivir es vivir el momento presente. Por tanto, los temores, las nostalgias, las incertidumbres, ….. aún siendo parte de nuestro momento presente, alteran nuestra vida, la desarticulan, la reducen, la disconforman.

Si está a bien con tu pasado, los miedos son menores, los desajustes con la vida, con el presente, también lo son. Y se puede vivir mejor. El proverbio chino nos dice que hagamos el bien porque seremos felices, y el italiano que no respetar la noche es no merecer el día. Y ahí aparece la culpa, y la culpa es buena parte de nuestros temores, y hasta de nuestras nostalgias. Por tanto, vivamos intensamente el presente, sin demasiadas trabas y para ello en cada presente es preciso generar el bien y respetar al mundo.

Y estas frases me llevan a otra reflexión: pensamos demasiado en términos de pasado, de historia, de recuerdos, de lo que ya no es. Es importante en la medida en que es experiencia, es soporto de conocimiento o lo ha sido, y está en parte en la realidad de cada día. Pero no lo es si nos «enganchamos» del pasado, y vivimos en un eterno «desvivir», preocupados por lo que ha ocurrido, lo que era y «no es», lo que hemos vivido y ya no viviremos ….. La vida es presente, presente, presente y unos pasitos hacia el futuro. El momento hay que vivirlo intensamente, pero eso no debe llevarnos al ya famoso en nuestros tiempos «carpe diem» que en el fondo no es más que una huida hacia adelante. Un presente sin futuro no es un auténtico presente, y un presente sólo vivido, y no analizado y comprendido, tampoco es un buen presente. El presente «estructural» es una realidad continuamente interpretada, y continuamente conformante de lo que es, y por tanto, de lo que va a ser. Decía Sampedro: «el futuro está en germen en el presente». Pero ….. enfaticemos en la buena comprensión del presente, para poder vivirlo mejor, y al tiempo, abordar nuevos «challanges» que nos orienten sobre el camino hacia un futuro mejor.

Me preocupa que en las aulas se estudie tanta historia y tantos autores no actuales. Me preocupa en la medida en que la interpretación del presente se hace a través del pasado, y no a través de sí mismo. Eso da un tinte de «pesimismo» a casi todo lo que se comprende. Es como si algo te «arrastrase» hacia el pasado. Por cierto, no tengo nada contra la historia, de la cual soy un buen lector, sino que tengo contra la percepción exagerada de una interpretación «finalmente fácil» sobre el pasado, que acaba influyendo más de la cuenta en nuestro hoy. No es mi postura falta de respeto a los maestros, ni a la transmisión de sus conocimientos, sino de que las materias se centren en el hoy y pongan ahí ese conocimiento, porque en caso contrario sólo servirán a los especialistas, pero muy poco a los que tienen que «examinarse» de eso.

El hoy está influido por el pasado, pero no puede sentirse culpable de sus raíces, ni tampoco pararse con exceso en ellas. El hoy tiene un mañana, pero ya no volverá a vivir lo vivido, por tanto, su pasado es sólo lo que ha quedado en su presente. Titulaba Paul M. Sweezy: «El presente como historia», podía ser una idea. Espero provocar polémica, entre otras cosas, porque no me siento del todo contento con la formulación. Pero ahí queda.

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Un comentario en «¿El presente como historia?»

  1. Espero que se haya entendido bien el último proverbio, no vaya a ser que interpreten que incito a salir de noche y por el día dormir. Cuestión esta que me parece precisamente la manifestación más exacta de lo lamentable que ha llegado a ser nuestra cultura, cuando para «pasarlo bien» es preciso esperar a las dos de la madrugada y aguantar «tomando alcohol u otras cosas» hasta las tantas, para al día siguiente decir: «me lo pasé de coña». Habría que decir que no se puede vivir el día si se ha desperdiciado la noche bebiendo y haciendo el «indio» -y que me perdonen los indios-. ¡Cuantos días y jornadas de trabajo se desperdician en un país como este! De pena, si, de pena, pero las cosas son como son. Y ¿serán aún más?

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