Lo recordé con un comentario de Isabel Casal. Nuestros hijos dicen y repiten: ¡No me gusta ….! y por más que les digamos, «pero pequerrechiño si no lo has probado …. anda, pruébalo y ya verás que rico está …..», suelen seguir diciendo: «No me gusta …» y si insistes igual hasta se echan a llorar. Eso le pasa a las personas que no han crecido, hablan y hablan de otros sin conocer, no les gusta nada lo que no conocen, ni tampoco se han preocupado de «probarlo», antes de eso ya están diciendo: «no me gusta».

Cuantas veces descubres a tu lado a alguien que dice: porque los italianos son de tal o cual forma, o los ingleses son insoportables, o los catalanes unos agarrados o ……. y si les preguntas: ¿cuantas veces has estado en Italia, o en Inglaterra o en Catalunya …. desvían la conversación …. o se decantan por decir: «no tengo que ir para saber como son». Hay una máxima necesaria: «no hables de lo que no sepas», pero añadiría, y no por haber ido a Londres una vez y haber estado en la National Gallery y en el Soho, ya lo sabes todo sobre los londinenses, sobre los británicos y sobre todo el mundo. Puedes contar tu experiencia como experiencia. «Cuando yo estuve en Londres …… pero no decir, es que los ingleses son así o asao» ¿Cuantos ingleses has tratado? ¿Has seguido esa máxima británica de que no se conoce a alguien y se puede ser su amigo si no se comen juntos un kilo de sal?.

Nosotros enseguida «hacemos amigos», pero porque los consideremos amigos ya podemos decir que «todos los extremeños son extremos, porque lo dice su nombre». Para hacer una gracia, aún bueno, pero para opinar realmente, ¿no somos demasiado precipitados en nuestros juicios (sic)-prejuicios?.

Y me preguntarán: y eso que nos cuenta que puede tener que ver con la Innovación.

Pues yo le encuentro relación por muchos lados. Si somos pre-juiciosos no necesitamos ver para saber, y por tanto, vivimos en un mundo de ideas y de imaginaciones propias, y no en un mundo real, y ¿cómo podemos innovar si vivimos en Las Batuecas?. A más, si nos lanzamos al pre-juicio, que es previo al juicio, somos en realidad más ignorantes d elo que queremos aparentar, y la innovación es conocimiento, es saber las cosas, es saber como son y por qué son como son. Y además, si somos «pre-juiciosos» quiere decir que vemos a los demás deformados o no los vemos, e igualmente nos vemos a nosotros deformados y mucho mejores de lo que realmente somos cuando nos comparan personas más o menos equilibradas y razonables.

Y si no sabemos profundizar en nosotros mismos, si no nos conocemos, sino que nos deformamos, nunca podemos llegar ni acercarnos a eso de «Conócete a ti mismo», y ¿cómo podría yo proponer o intentar cambiar el mundo, si no lo conozco y además, no me conozco a mi mismo? Es evidente que de ninguna forma. Por eso, no mirar a los demás, no saber que «el otro es el que nos salva», no amar lo diferente, porque «en la variedad está el gusto» y en la complejidad el interés por vivir, no percibir lo que tienen los otros de bueno y nos pueden enseñar, o lo que reflejado en nosotros puede dar lugar a oportunidades que no habíamos sospechado ……. en fin, abrirnos al mundo y a los demás.

Si no lo hacemos, ¿de qué vamos a ser innovadores? ¿descubriendo a cada paso la pólvora y empeñándonos en que la hemos descubierto nosotros primero? ….. Acabemos con la lacra social representada por el «no me gusta».

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2 comentarios en «¡ NO ME GUSTA ….!»

  1. Yo, claro, no voy a hacer ninguna cruzada contra ninguna lacra. Solo la voy a poner en evidencia. Ese «no me gusta …» nos representa como cultura, aunque estoy seguro de que existe en otras, que como desconozco, no puedo poner como ejemplo, porque resulta que muchas veces me han dicho: «pues si opinas así y no te gusta como somos, ¿por qué no te vas con los que te gustan?». Esta claro que eso no es entender el problema o intentar evitarlo con una defensa agresiva. Precisamente porque muchas cosas de otros sitios me gustan es también porque sufro con que nosotros las tengamos tan poco en nuestra cultura y que me gustaría ….. también que pudiésemos disfrutarlas. En realidad, es un acto de amor a mi mismo y a mi cultura, que busco la manera de innovarla, de hacerla algo mejor. Espero que se me entienda. Encuentro muchos defectos en otras culturas, pero normalmente las hablo, si tengo ocasión, con gentes de esos países, y les pongo como ejemplos, a veces, algunas de nuestras virtudes, para que reflexionen. Es cierto que pocos son los que saben encajar las críticas desde fuera, pero yo sigo siendo así y lo digo. ¿Cuando voy a tener que tomarme la cicuta?

  2. Conocerse a uno mismo: he aquí un reto del que ninguna persona debería tratar de ser ajena u escapar. Qué puede haber más innovador que conocerse a sí mismo, que gestionar el conocimiento de quien se es. Hace años que esa pregunta me acompaña y la conclusión a la que temporalmente he llegado es que probablemente durante casi toda mi vida seré un ser que avanza desde la necesidad. El espíritu que encuentra la sabiduría se basta en su esencia, pero para conocer su esencia tiene que innovar frente a este mundo de prisa y acumulación, debe partir de la necesidad de comprender y comprenderse. Innovar para la persona supone reflexionar y respetarse a sí mismo, debe tener ese «amour de soi», del que hablaba Rousseau, que en mi opinión no fue en todo nefasto. «El barquero conoce el río aunque teme la crecida, el pez no recuerda el río pero lo habita; el hombre sabio no es ni barquero ni pez»(Pese Ferro)Quisiera acabar este comentario con una cita de Séneca: «No debes temer que hayas perdido tu esfuerzo, si aprendiste para ti».

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