Una tecla y las meigas

Una tecla puede estropear tu trabajo y hasta tu estado de ánimo. Hace dos días escribí una entrada sobre los errores y la innovación, y cuando ya estaba terminada, en un gesto inconsciente que parece que también tienen los pilotos de fórmula uno de McLaren, le dí a una tecla que yo nunca utilizo en el teclado que está a la izquierda, arriba: «Esc». Se borró todo y no pude recuperarlo. Ayer nuevamente, ya tenía escrita una entrada que me estaba gustado por su enfoque sobre el hecho de que hayamos salido una vez más como 31 de los países que hacen desarrollo tecnológico, me gustaba el tono, la ironía que aplicaba, me sentía casi feliz, o al menos, algo eufórico, y volví a tocar la «maldita» tecla y nuevamente me quedé sin nada en la pantalla, y con un «cabreo» monumental, porque era ya la segunda vez en dos días.

Lo peor es que tal y como yo escribo, que lo hago directamente, expresándome en la pantalla, con libertad y sin prácticamente rectificaciones, el que la famosa tecla «me borre» un texto es grave, porque ese texto es irrepetible. No es que sea ninguna maravilla, pero es irrepetible. Muchas veces, he querido repetir algo y no me salía, no me dejaba satisfecho, y fíjense Uds. pasamos de la euforia y el bienestar a la frustración y todo porque una tecla está en un sitio molesto, donde no debía estar, y se carga mi trabajo. Ya sé, me dirán, hablas como si la tecla tuviera vida. Y algo así pienso. Ya lo he contado en otras entradas, las cosas «hacen lo que quieren», y «molestan mucho, pero que mucho». Esta tecla «me las va a pagar», supongo que la anularé y la haré desaparecer para evitar que «vuelva a estropear mi trabajo y mi satisfacción». Aunque seguro que aparecerá otra que la sustituya, y hasta con más ahínco, si cabe.

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En un instante inmediatamente anterior a escribir lo último, me dije: ¿y si es ahora cuando otra tecla se pone en movimiento y me anula este texto de reclamación contra las teclas, que todavía no tengo guardado? y tuve unos momentos de incertidumbre, hasta que conseguí guardar el texto escrito. Por fin, puedo continuar con mi entrada.
Esto me recuerda una noticia, seguida de un amplio comentario, sobre los robots y su cada vez más cercana perspectiva humana, léase Blade Running o Assimov, pero no me iré por ahí, porque como decimos los gallegos: «O certo é que non ai meigas, nin creio en meigas, …….. pero habelas, hainas» (traducción literal: Lo cierto es que no hay meigas, ni creo en ellas ……. pero haberlas, las hay).
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Pues los «ordenadores» han cobrado vida en nuestras vidas, y ya tienen una cierta autonomía: ¿a que es cierto que se estropean cuando más los necesitamos? ¿a que es cierto que hacen cosas raras? ¿a que es cierto que de pronto «se cuelgan» -espero que no sean alucinaciones drogotas- y tienes que apagarlos a lo bestia y volver a encenderlo y a veces eso funciona y otras no? ¿a que es cierto que me ha hecho escribir una entrada que no quería ni había pensado, pero a alguien me tengo que quejar de mi tecla? ……… Pues yo no creo en meigas, pero ….. «habelas, hainas» y yo diría que uno de los sitios donde se esconden y desde donde programan sus fechorías, es mi ordenador. ¿No será esta entrada una pequeña fechoría de la «meiga de turno»? Porque no piensen que hay una sola meiga y ya está, no, tienen buenas redes, disfrutan de la mejor de las redes informáticas, la www3 ¿no me digan que no habían oído hablar de ella?, van al menos un numerito por delante de nosotros. Ah, y tienen acceso a los agujeros negros, y velocidad para salir de ellos …. Estas meigas son de alucine. Por si acaso, intentemos adelantarnos a las teclas y las meigas ….. y prepararnos para el fracaso de esa gran coalición de inhibidores y barreras …. virtuales.

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3 comentarios en «Una tecla y las meigas»

  1. Ante la serie de desatinos que han provocado en mi las teclas DON´T TOUCH!, yo que también acostumbro a escribir siguiendo el impulso, me plantee teñir de rojo aquellas teclas que nunca deben tocarse…y decidí que sería la peor solución.
    Viéndome casi con total seguridad, atraida por el color prohibido y apretandola casi de forma consciente.
    Asi que mi decisión fue no dejar de escribir bajo el impulso, sino controlar ese impulso, que una vez tocada la tecla me llevaba a intentar estampar mi PC contra el suelo.
    Así pues ante la más estúpida de las acciones blasfemo un par de minutos y después reescribo lo pensado intentando que no se parezca en nada a lo ya cruelmente borrado!!!solo siguiendo la primera idea que me llevó a escribir la primera línea y dejando que mis manos, quién sabe si guiados por las meigas, hagan el resto!

  2. Gracias Rosqui por «solidarizarte» con mis desgracias y desatinos «tecleros». Hoy tuve otra jugarreta, esta vez de Word. Probablemente se debe a que estoy algo acelerado y tengo mucha prisa por hacer lo que me viene a la cabeza ……. Mala cosa son las prisas.

  3. Por cierto, cada día estoy más convencido de que no es lo mismo que se le caiga a uno una cosa, y que siempre se ubique en un lugar casi inalcanzable, o que tiremos una cosa, en cuyo caso, queda como domesticada a nuestros pies. Y Uds. me dirán, pues claro, y yo sigo pensando, que raro, ¿tendrán autonomía o es que los elementos se ponen siempre en nuestra contra?

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