Si, tantas veces, cuando terminamos algo, nos acordamos de lo que no hicimos, y ya no podemos hacer, porque ha pasado el momento o ya no hay oportunidad. Ahora siguen unas reflexiones en voz alta y abiertas al análisis y la crítica sobre la oportunidad de hacer o no hacer determinadas cosas en un espacio educativa, a partir de mi experiencia en este curso.

Recuerdo dos cosas que no hice este curso y que ahora en un caso, me gustaría tal vez haberla hecho, y no es la primera vez que dejo de hacerla, y en otro caso, dudo sobre su conveniencia, pero siempre que queda la duda. Ambas decidí no hacerlas.

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La primera hace referencia a las presentaciones. Hice bien, dar unas pinceladas mínimas para que se tuviesen bases para hacer una presentación aceptable, que en algunos casos, fue mucho más que aceptable. En algunos casos, se notó que se apoyaron en alguno de mis consejos, y no sé si porque yo me sentía identificado con lo que había querido transmitir o si la razón es porque finalmente estaba encaminado en mis observaciones, lo cierto es que me sentí bien cuando vi esas ideas reflejadas en una práctica de presentación. Bueno, lo que creo que ahora me arrepiento de no haber podido hacer o intercalar, es mostrar alguna presentación mía. No he querido en ningún caso adelantar o dar demasiadas pistas para que pudieran ser ellos los que hicieran el esfuerzo de un aprendizaje consciente y con dificultades a partir de su propia práctica, donde no todo está mascado. Y lo cierto es que consiguieron muy buenos resultados. Pero, y lo pensé dos o tres veces, es probable que les hubiera ayudado que unos días antes de presentar el trabajo, hubiera hecho yo una presentación formal, de un tema que fuera oportuno. Lo pensé, pero no lo hice, creyendo que era mejor que fuera la energía grupal que ya se había desarrollado, la que compartiese el tiempo, el poco tiempo que teníamos disponible, porque pensé que era más adecuado dedicarlo al desarrollo de su propia identidad que a la alternativa.

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Aún así pienso que no se llevan de mí ninguna presentación formal, lo que se llama «lección magistral», con todos los apoyos que hoy en día conozco al respecto, tanto formales como de contenidos. O también puede ser que la metodología basada en el action-research me haga echar en falta las lecciones más tradicionales que en su día impartía, y ahora no. Bueno, no sé. Ya sé que todo ha salido de bien a muy bien, pero siempre pienso que puede ser mejor, y no me conformo, empezando por mi propio inconformismo, dado que en un curso siempre existen muchas decisiones que no sabemos del todo si la ruta elegida va a ser o ha sido mejor que otra u otras posibilidades que tampoco están mal. Lo cierto es que no me he dado la oportunidad de hacer, en el contexto y en el calor de lo que habíamos conseguido, una presentación más formal, con buenas diapositivas, y con un timing que pudiese ayudar a que sus presentaciones fueran, si cabe, más ejemplares. Por otra parte, también puede ser una «baladronada» pensar que podía haber sido así; también podía haber sido que al no constituir una acción nacida del mismo grupo, y que se constituyese en experiencia vivida, sería como una clase magistral más, donde la efectividad de los resultados de aprendizaje se estima tan baja, según estudios recientes. En todo caso, creo que es positivo que uno piense que lo podía haber hecho mejor, aunque no lo haya hecho mal.

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En el mismo sentido, y retomando el hilo conductor de la anterior «deficiencia», estaría el segundo tema, vinculado más a una posición tradicional en los procesos de aprendizaje. Desde hace años, termino el curso, y pienso que tenía que haber dedicado a «demostrar» de la forma más formal posible que también puedo mostrarme como un profesor tradicional, y que si hago las cosas como las hago, no es porque no sepa hacerlas de otra forma, o de la forma dominante, sino y sencillamente, porque las formas dominantes de hacer no son eficientes, ni satisfactorias, ni yo, siquiera, puedo «regresar» a ellas, porque no puedo, sencillamente por eso, porque no puedo. Es como cuando aprendes a trabajar con los demás y encuentras satisfacción en ello; cuando tienes que hacer algo individualmente, no es que no sepas hacerlo, pero sientes que podías estar «disfrutando» de tí y de los otros en un espacio grupal, que es más satisfactorio, más complejo y más pleno. Pues bien, en el tema planteado siempre me debato en estos últimos años entre «enseñar», aunque sólo sea una muestra y seguir puntual y radicalmente nuevas formas de aprendizajes y de desarrollo de espacios más libres y creativos de hacerlo.

En fin, con esto no quiero decir que no haya tenido o haya aprovechado más de una situación de aportar conocimiento, teoría y aplicabilidad a la misma de forma «no preparada» previamente, pero que era posible «improvisar» a partir de la interacción entre lo que pasaba en las clases y lo que ha aportado la ciencia y los conocimientos que yo podía interrelacionar. A veces, hasta he sentido que había «intervenido» demasiado. Por supuesto, siempre caben las dudas, pero también puedo decir que no sé como lo haría si estuviera otra vez en cada uno de los momentos que hubo que tomar decisiones en cada momento en las clases, pero sí que en términos generales, nunca había tenido unas sensaciones tan agradables y placenteras de estar compartiendo la re-construcción o re-creación de conocimiento en un espacio abierto. Pero todo se puede mejorar.

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4 comentarios en «Algunas cosas que no hice»

  1. En el primer caso, preparé una breve presentación hablada, y sin apoyos de transparencias, explicando ocho cuestiones que podían mejorar su presentación escrita, y la «ruta de trabajo» para hacerla y con quién; y otros seis o siete consejos para la presentación oral, sobre todo, respecto a los temas del orden interno y los temas principales a presentar y lo que yo llamo «transiciones» entre un ponente y otro dentro del mismo tema. Los resultados han sido bastante buenos, aunque es cierto que algunos no siguieron las indicaciones, probablemente porque no las habían escuchado en clase. Cuando se han tenido en cuenta, tanto la presentación escrita como la oral han mejorado sustantivamente, y en algunos casos, más de la mitad, hasta sorprendentemente.

  2. La inquietud de no haber realizado cosas que deberiamos, o quisieramos, haber hecho creo que nos llevamos todos. Por mi parte tambien creo que es algo bueno en sí; es una forma de autoevaluación interna, a veces consciente y a veces no. Esto es algo que no sólo experimento en los estudios, sino muchas veces en el trabajo «fuera» de la facultad. Es algo bueno, una muestra de evolución. Muchas veces se puede estar conforme o no con el trabajo realizado, pero en darse cuenta de los «fallos», o lagunas, támbien ayuda a mejorar, ¿no? ¿Y que mejor forma de darse cuenta que uno mismo? Para mi es una de las mejores formas de avanzar y evolucionar personalmente en el trabajo, lo cúal creo que es importantísimo no perder.

    Además, como opinion personal, creo que la mayoría de las exposiciones en clase han estado bastante bien. Comparando con otros grupos que haya visto y/o participado en otras asignaturas puedo ver una diferencia grande. La única conclusión que puedo sacar de ello es que ó todos nos hemos puesto mas el empeño en hacerlo bien (que sería raro que todo el mundo inconscientemente se haya puesto de acuerdo de ello) o bien la forma de la enseñanza nos ha dejado más libertad y con un ambiente de creer en ti mismo y tus compañeros y de allí se ha sacado más y mejor rendimiento de cada uno…

  3. En mi opinión, normalmente, la estructura educativa para que tenga éxito, entre otras cosas, debe contar con un elemento básico y fundamental: un buen plantel de profesores, cuya cualidad máxima debe ser la de servir de modelo y guía de orientación para los alumnos, y en tu caso existía tal requisito.
    Con respecto al tema que te preocupa, el no haber mostrado en clase una de tus presentaciones, creo que hubiera resultado muy gratificante y aleccionadora, porque hubiera servido de guía para los alumnos, entre los que me encuentro, porque, a mi juicio, hubieran podido aprovechar y mejorar su propia visión conceptual, y, de esta forma, poder abordar con mayor claridad y reflexión sus exposiciones, con conceptos previos que el alummno debería tener para desarrollarlas con mayor éxito, y, aunque sin ella, estoy de acuerdo contigo en los buenos resultados conseguidos.
    A mí, personalmente, me hubiera encantado, por lo que te agradecería que me comuniques la primera que realices, a la cual asistiré con mucho gusto.
    Luis Urda.

  4. bueno, en el fondo, y en la práctica, sigo pensando que vale la pena dar una oportunidad de participar a personas que normalmente no la tienen, que utilizar el tiempo y el espacio para difundir «tu doctrina», salvo que la teoría tenga que ver con lo que los grupos necesitan y están hablando y puedes contribuir a mejorar mínimamente. Es una opción que he aprendido en el mundo de los grupos y es difícil olvidarla o dejarla de lado.
    Por otro lado, siempre cabe -y la puerta está abierta- a que dialoguemos sobre algún asunto que pueda ser de tu interés. Estoy a tu disposición, sólo tienes que mandarme un mensaje al correo electrónico y quedamos.

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