Me he pasado toda la mañana intentando terminar un artículo para un número monográfico sobre innovación, con el que llevo liado más de dos semanas.
Como va a ser el artículo que abre el número ha de buscar un sentido estratégico y global que permita que los demás quepan en dicho ámbito. Me está costando mucho, pues aunque tengo todos los materiales ya trabajados, y el modelo y el método están claros, siempre caben pequeñas modificaciones y variaciones sobre el mismo horizonte y sentido. No sé porqué se me ha venido a la cabeza Fellini 8 y medio. Supongo que sería por el contraste entre Marcello Mastroianni y yo; él tan imbuido en un mundo de mujeres, y yo haciendo un artículo.
El artículo ya he decidido que lleve por título: «Una metodología para la innovación: el MINING-Aldebaran» y prácticamente solo le quedan pequeños retoques. El último epígrafe del artículo, dentro de la síntesis y conclusiones, se titula: «Y finalmente ….» y dice, lo que reproduzco a continuación.
«Y por último, podemos sintetizar nuestro modelo con el cuadro siguiente.
El modelo tal y como lo hemos presentado y donde la Innovación es una función esencialmente de la Calidad de la Comunicación. Y en adecuada correspondencia, el método parte del fundamento de la comunicación, los grupos y su metodología.
Para forjar Redes en formato de ciclos productivos, que se convierten en espacios de Intercomunicación, a partir de donde se genera confianza, que es base del intercambio de experiencias, del intercambio abierto y en manera de aprendizaje-acción, es decir, la experiencia genera una contrastación del aprendizaje propio y lo refuerza, y eso posibilita nuevas plataformas y oportunidades que al tiempo que actúan enseñan. Y al tiempo que enseñan, van facilitando plataformas más competentes y competitivas que nos llevan nuevamente a formas innovadoras. En definitiva, cuando uno ha probado la innovación no se conforma con cualquier cosa, y sino miren uds. al ya famosísimo Ricardo Semler» .