Ya son 300 entradas. En dos meses y medio, las últimas cien. En el último mes, casi 60. Un buen ritmo, eso me parece. Creo que no será fácil de superar. Desde hace un mes … me he sentido mucho mejor escribiendo. Me he sentido liberado, liberado de las cadenas que yo mismo me había autoimpuesto. La realidad ofrece tal cantidad de aspectos y oportunidades, que no se puede seguir un discurso sencillamente formativo, sino que hay que entrar al trapo de la crítica, de la regeneración social a partir de mostrar la realidad de las cosas, su realidad quizás más cruda, pero realidad ciertamente.
Hay muchas cosas que hay que afrontar para que se movilice esta sociedad. Es cierto que si se critica excesivamente, se va a poner en contra, pero si no se critica, ella sola no va a resolver los múltiples y difíciles problemas que nos aquejan. Me he sentido bien en este último mes, mucho mejor que antes, más libre, más directo, yendo a poner el dedo en la llaga. No quiero perder mi tono de profesor-investigador, es lo que soy, pero siempre he sido también una persona práctica, que no sólo quiere conocer las cosas y dar difusión a lo que sabe, sino que quiere cambiarlas.
Pienso que es posible, ¿por qué no va a serlo?. Seguiré teniendo la ilusión de verlo, y si no lo veo, que le vamos a hacer. Mi padre, republicano de siempre, por familia y por historia, demócrata convencido, anti-franquista radical, no pudo ver el advenimiento de la democracia, de la transición política, le hubiera encantado, pero yo la viví por él. Gracias a él, yo la sentí por él y por mi, y sentí que él no pudiera verlo, pero siempre todos supimos que supo hacer frente a la realidad, y supo sufrir y también supo mostrar a mí y a todos los que quisieron oirle, lo que eso significaba: nos preparó para ello, nos preparó para que las cosas cambiaran, y aunque él no pudo verlo, nosotros sí pudimos.
Así es la vida, una sucesión de generaciones, en donde unos nos damos la antorcha a otros, y en muchos perdura la esperanza de un futuro mejor para nuestros hijos, para nuestros nietos y para todos. En los últimos años, he visto como pueblos desahuciados, pueblos sin nada, cobraban vida con bien poco, sin casi recursos, sólo dándoles el ánimo y un poco de método. ¿Por qué nosotros vamos a ser peores?. Confio profundamente en las personas, en los grupos y en el conocimiento que conlleva metodologías y caminos para recorrer, y facilitadores que los hagan conscientes. Y seguiré confiando, más que confiando, sabiendo que es posible, aunque nadie nos va a regalar nada.
Roberto quiero felicitarte por tu ritmo de trabajo en este cumpleaños (300 artículos). Me sorprende tu capacidad creativa y tu originalidad al plantear temas de tanta actualidad y que preocupan a muchas personas en nuestra sociedad. Creo que la cantidad elaborada tiene un valor incalculable(como tu comentas con los trabajos de tus alumnos, que mides con un metro su altura), trabajos, en los que hay que destacar la calidad y profundidad de las reflexiones.
Creo que en esta última entrada se resume el objetivo que persigue a todos tus escritos «la regeneración social y el cambio».
La confianza que depositas en las personas,en los grupos y en el conocimiento y sobre todo en el esfuerzo de conjuntamente tenemos que realizar para poder conseguir ese «cambio». Pero si me gustaría que tuvieras en cuenta que los temas que planteas sugieren distintas cosas a cada lector, supongo que es lo que pretendes, igual que sus fotos y precisamente en eso está la libertad, en saber entender el contexto semántico que sugieren y adaptarlos a los valores que cada uno ve y asocia en su experiencia personal. Gracias por tus aportaciones.
Gracias de verdad, sé que lo dices de todo corazón. Sin duda, soy consciente de que «estoy jugando con fuego», y mi intención no es molestar las intenciones ni las ideas de nadie, sino sólo exponer las mías, y sinceramente las noticias que me llegan, me indignan. Siento a veces que mi apasionamiento puede hacer menos efectivo el discurso, pero no busco adeptos o beatos, sino personas que se atrevan, que se atrevan como yo, a llamar las cosas por su nombre, a hablar, a manifestar esa intelectualidad que, por desgracia, está tan fuertemente decaída en nuestro país -en el supuesto de que alguna vez hubiera sido realmente tan extraordinaria como nos cuentan crónicas de otros tiempos, que no dudo que lo sería-. Necesitamos manifestar nuestra libertad, concienciar de lo que pasa, no tenemos derecho a callar, porque sino ¡qué ejemplo estaremos dando a nuestros hijos y nietos!. He pensado que ya ha llegado el momento, son muchos años y mucha experiencia las que llevo a cuestas, y algun conocimiento, que he conseguido con un gran esfuerzo, pocas veces me dieron algo sin que tuviera que hacer un esfuerzo extraordinario, nos pasa a todos los que no hemos nacido, sino a los que nos hemos hecho. Creo que vale la pena hablar con libertad, aunque se «predique» -que no es mi intención, predicar- en el desierto, como se suele decir. Hasta los desiertos pueden ser fértiles, si les echamos un gota a gota, y como decía el dicho, si a alguien le aprovecha, a mí, me aprovecha. Gracias nuevamente por hacer posible que exprese mis razones y por advertirme con buen tono de lo peligroso de algunas de mis expresiones apasionadas.
Como siempre, me ha encantado. Tú, como «formador de opinión» igual tienes que poner cuidado a lo que dices, pero yo, en cuanto lectora, disfruto, disfruto, disfruto… La lámina de Pc and Pixel resume con maestría lo que es o lo que debería ser el hombre: una eterna búsqueda de mejora. Es cierto que a unos les puede parecer «eterna insatisfacción» o «ganas destruidoras». Pero no podemos olvidarnos de que toda construcción presupone una «destrucción» o, por ser más sutil, una reformulación de lo anterior. Lo nuevo a la vez contrapone y complementa lo viejo. Por supuesto que no siempre quiere decir mejora ya que es una búsqueda. Y esa búsqueda y esa «mejora» está muy bien representada por la foto de Joana Prado, que se tapa por mitad a lo que llamamos vergüenza: la cara; se pone los ojos negros (por si queda un resto de vergüenza o de miedo) y se saca el pecho porque de echo «hay que tener mucho pecho» para ir en contra de lo que está puesto y arriesgarse a buscar cambios. ¿El collar sería el suavizante al choque? Pero claro, todo eso puede parecer sólo cómic o un bello par de silicona o, aún, pornografía, pero a mí me causa el efecto que me gustaría que les cuasara a cuantos lo lean, el de pensar que si no me he aparcado en la dark age o si no estoy tomando todo lo nuevo como demasiado maravilloso. ¡Enhorabuena! Has conmemorado muy bien tus 300 y te haces cada vez más nuevo cada día.