«España es el quinto país desarrollado con mayor porcentaje de abandono escolar»

Sinceramente, no me extraña y tengo muchas explicaciones, algunas más de las inmediatistas que da la noticia. Y algunas tal vez profundas, hipótesis que dicen mucho de lo que nos está ocurriendo o lo que nos ha ocurrido ……¿siempre?.

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Para mí, en lo básico es un problema social y cultural (suelo aceptar que la acción política y legal suele ir «a rastras» de lo social). Lo formularía radicalmente: nuestra cultura no da valor suficiente a la educación, y en el fondo de nosotros, como cultura dominante, no le damos al aprendizaje y al conocimiento el valor real que tiene en otras sociedades. Supongo que habrá sociedades que todavía la valoren menos (parece que somos los quintos en esta variable entre los países llamados desarrollados en el artículo), pero no me importa mucho mirar hacia otro lado y justificarme, sino declarar crudamente que estamos muy lejos de una cultura que valora el conocimiento.

Habría muchos muchos ejemplos, pero sólo voy a poner dos, que creo pueden servir para «leer» la profundidad de una cultura inmediatista, carpe diem como dicen los «modelnos» de corto plazo, como la nuestra.

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Ya sabemos que aquí se valora poco eso de investigar y por supuesto, eso de formar. Nuestros indicadores nos sitúan siempre por abajo, muy por abajo, aún de países teóricamente menos avanzados (sic) que el nuestro. Nuestros programas de I+D son poco rentables socialmente y -supongo, mejor dicho sé- que tampoco económicamente, y cuando tenemos alguno decente, resulta que no lo apoyamos lo que sería conveniente como casi seguro haría, sin duda, un país como Francia.
A Francia, si me permitís, la voy a utilizar como contraste, sobre todo porque la cultura dominante española se «ha cargado» a Francia, y me gustaría recuperar muchos de sus valores, y que conste que si hubiera que calificarme siempre sería más fácil hacerlo de anglófilo que de francófilo, pero esa es otra cuestión. Quiero provocar citando a Francia, porque en España no tienen buena prensa los «gabachos». Ver el esfuerzo francés por desarrollar investigación, desarrollo e innovación es loable, y eso que ha habido pequeños baches en la última década, no sé si con Sarkozy se recuperará algo la paralización de la anterior derecha. Igualmente ocurre con sus sistemas educativos, repletos de sugerencias imitables, en esos liceos que en términos generales son un lujo, al menos pensando en términos de los institutos y enseñanzas primaria y media en España. Con planes de estudios que duran, con leyes que duran, porque han sido pensadas y consensuadas y la sociedad las acepta para hacerlas viables, entre otras cosas porque «responden» razonablemente a una estrategia que está en la conciencia social de la cultura francesa, y están orgullosos de ello y lo provocan. Esos comportamientos se ven en la calle, se ven en las películas que producen, se ven en la mesa que componen, se ven en tantas cosas …. que para qué me voy a preocupar más de recalcarlo. ¡Ya me gustaría a mí vivir en un país de cultura francesa! Nadie debía olvidar nunca que han sido nuestros adelantados culturales, los grandes referentes de Europa y del Occidente.

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Bien, lo cierto es que no podemos compararlos, pero pongamos un primer ejemplo. Cuando vas por el mundo te das cuenta de lo importante que es en casi todas las culturas, al menos las que yo he podido conocer más directamente, ser doctor. En España, ser doctor es ser médico. «Los únicos doctores son los médicos, a los que en vez de médicos o licenciados, se les llama Doctor». En estos momentos no conozco a nadie con quién haya hablado en los últimos tres años y que me haya manifestado que quiere hacer el doctorado y escribir una tesis doctoral. Sin embargo, en los últimos años cada vez que me he acercado a Gran Bretaña, a Francia, a Italia, a Cuba, a República Dominicana, a Colombia, a Brasil, a Argentina ….. etc. siempre me he encontrado con una o varias o hasta muchas personas que me hablaban de su doctorado, algunos de ellos que lo querían hacer en España. En este curso solo tengo un alumno de doctorado que quiere hacer su tesis, y …… es italiano. Por cierto, un encanto de persona. En esas sociedades ser doctor es muy importante y muy valorado. ¿Sabían Uds. que la gente del pueblo desconfiaba en cierta medida de Lula porque no era doctor?. ¡Qué cosas, verdad!. Es fácil encontrar en muchos países personas en la política que son doctores, o hasta que muchas que quieran hacer carrera política encuentren en hacerse doctores una buena opción para conseguir ascender en el escalafón de sus respectivos partidos. Y no me negarán que en esas sociedades se llama Doctor a quién lo es, y a una persona que lo es, se le antepone ese valor añadido producto de su esfuerzo, y se dice: «Doctor» o «el doctor tal y cual» o …….. Aquí «no hay doctores» o hasta son mal vistos: muchos dirían, unos «empollones». Y es cierto que el doctorado está montado para iberoamericanos y para rara avis que quieren hacer carrera universitaria o investigadora, y es obligatorio para eso, nada más que para eso. Total, para «ganar dos duros» y «morirse de hambre». Bueno, eso era antes, ahora se puede vivir, aunque regular.
Otra cosa sería la explicación de por qué no se valora el grado máximo que puede conseguir una persona a partir de su propio esfuerzo y en el camino de un proceso de desarrollo humano, continuamente perseguido, y tantas veces, vocacional. Se podrían dar muchas explicaciones, pero me conformaré con una, por supuesto parcial, pero provocadora: denigración cultural y social del conocimiento y del esfuerzo, vinculado a «no se gana más dinero ni se tiene un mejor puesto de trabajo si se es doctor. La ruta para tener un buen empleo no son básicamente los méritos, sino las actitudes adaptadas a la organización, y sobre todo, tener un buen enchufe para colocarse, el enchufismo». No digo más en este punto.

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Segundo tema que me gustaría tratar que explica ese abandono escolar, al que había que añadir esa bajísima calidad de la enseñanza impartida y de los aprendizajes conseguidos. El sistema educativo no se preocupa por los métodos -si, he dicho eso, no se preocupa, no se han equivocado al leer-, solo se preocupa algo por los contenidos y mucho por las cantidades. Discutimos «hasta la muerte» cuantas horas tiene que haber de castellano o de catalán, o si en los recreos hay que hablar tal o cual lengua, también si las mates han de tener 20 o 10 horas semanales, pero nadie habla de los métodos docentes que se aplican en el aula. Parece que no queremos enterarnos de que TODO ES MUY ABURRIDO, profundamente frustrante y aburrido, con excepciones. ¿Cómo puede ocurrírsele a alguien que un adolescente puede estar confinado, es decir, preso, en un aula durante cuatro o cinco horas casi seguidas, y escuchando a un profesor que seguro que cuenta cosas interesantes para él, pero …….. No hay dinámicas en las clases, no hay grupos, no hay iniciativa, no hay responsabilidad, no hay ……. Sólo hay libros de texto del grupo Polanco o de las editoriales cristianas y profesores que aplican literal y vagamente esos «tratados» y los alumnos desesperan, se aburren y sobre todo, parece que sólo tienen que estar ahí, controlados, como si fuera una cárcel. Es aburridísimo. Y como decía Einstein, no se comprende como pueden salir bien y seguir motivados algunos de ellos. ¿Se han planteado alguno de Uds. lo que es para un chico o chica de doce o de quince o de veintiún años, soportar un soporífero discurso sentados, casi sin moverse, en un asiento seguro que incómodo -como mucho de madera o de plástico-, toda esa energía ahí contenida ….? Seguro que ninguno de Uds. lo aguantarían, y más si es durante ocho o diez meses al año. Insufrible con métodos tradicionales, difícil con métodos dinámicos, participativos y grupales, de iniciativa y de cooperación, pero posible. Pues bien, parece que muy poca gente se preocupa de los métodos, sino que se reproduce hasta la saciedad «lo que han hecho con nosotros», siguiendo una pauta insconsciente reproductiva, que solo tiene sentido porque parece que «no nos interesa lo que hacemos». Una locura, que locura. Bueno, ya sé que exagero, pero nadie me negará que aún exagerando y existiendo muchas excepciones, que son las que acaban soportando la mínima calidad del sistema, no son mayoría los profesores desmotivados y desencantados de su profesión burocratizada.

¡Cuanto tenemos que aprender, cuanto, cuanto! No es que los demás sean mucho mejores, pero los matices son muy importantes, y hay muchos matices que desarrollar y otros muchos que corregir, no podemos dejar todo para que «inventen ellos» -y, por tanto, aprendan …. ellos-. Siempre habrá alguien más nacionalista que otros que nos diga que los otros también tienen pegas … y sin duda es cierto, pero me perdonarán si les digo que con muchos países, con los que son referencia, hay un abismo, un abismo.

Y ya he escrito mucho por hoy y seguro que me he pasado de rosca más de una vez. No importa pasarse, lo malo es no llegar. Soy partidario de aparcar una vez que he comprobado donde está el sitio, y no medio kilómetro antes ….. igual después tengo que andar inútilmente, pues sino para que voy en coche.

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5 comentarios en «¡¡¡Claro!!!»

  1. UNA EXPERIENCIA VITAL DE “FRACASO ESCOLAR”

    Mucho hay -como dices- de los embarcaderos de barcas varadas (fracaso escolar) a la galaxia de la revolución de la enseñanza… Me voy a permitir aportar un pequeño grano de arena a tu análisis sobre el fracaso escolar (etiqueta que como mínimo estigmatiza al que le importe algo su educación/vida). Digo esto porque en mi experiencia como alumno se me clasificó con todo tipo de etiquetas, en un afán por normalizar lo excepcional de un modelo que hace aguas… Me explico. Pasé de hacer 8 de EGB a hacer 4 de Eso (un tanto incoherente, pero cuando el plan académico depende de la legislatura de turno es lo que pasa), tuve varios años de “FRACASO ESCOLAR” repitiendo algunos cursos, otros pasando de curso y teniendo que realizar 15 o 16 asignaturas… Con asombro asistí a como se me quería canalizar por distintas vías (de –degradación- “educación especial”) en una especie de decantado del alumnado.
    En este proceso fui objeto de experimentación para el psicólogo de mi centro, me hizo una serie de Test (como a todos los alumnos) y me dijo que yo no valía para el trabajo intelectual, que debería especializarme en algo manual, tal vez en un grado medio…y mientras que hiciera educación especial para “pasar” la ESO. (Esto es la educación hoy por hoy algo de paso) Después -cuando me empeñé y por supuesto no hice ni caso- el mismo psicólogo -ya en bachiller- me puso muy buenas notas y poco a poco conseguí remontar mi “fracaso”… ¿Curioso, no? Para muestra un botón, cuando algo falla hay la extraña creencia de que el problema es de las personas (alumnos) y no del programa o del método, como si éste fuera una instancia ajena a las personas.
    En la misma dinámica, vemos como en España (al menos en los institutos en los que he estado) no hay un buen método para aprender, por ejemplo, ingles, salimos del instituto sabiendo algo de gramática y poco de los que es las inglés en la vida cotidiana. Y esto tiene mucho que ver con los valores que se propician en la educación, (y salto ya a la educación universitaria también) que son la paciencia (escuchar) y la compostura (callar y asentir). Ahora bien, si en el instituto no hablas ingles puede ser culpa del método o… pero si en la universidad no lo hablas la responsabilidad de aprenderlo en condiciones es del alumno, aquí ya no valen victimas, culpas ni estigmas…

    ¿Por qué no se valora la educación? (además de por lo dicho) Pues porque es algo que desde niños se vive como una imposición (Educación Secundaria OBLIGATORIA), es decir, es algo exógeno, cuando en realidad el motor (motivación) de la educación, de los procesos de aprendizaje han de ser endógenos, partir de la necesidad, de la curiosidad y sobre todo del fomento de la RESPONSABILIDAD.
    Como no hay implicación, como no hay responsabilidad y como es algo que se experimenta como un proceso exógeno de constreñimiento nos encontramos con que la VOLUNTAD se cotiza muy baja… Al meno en mi caso, estas destrezas fueron los asideros que me permitieron afrontar con unos resultados buenos el bachiller…

    Ya en la universidad me encuentro con problemas al no ver marcos de acción ni de referencia más allá de las estrecheces de la burocracia y los planes de estudio, una educación compartimentada, sesgada y tremendamente alejada del ser de las cosas. No hay contactos entre personas, no hay espacios que propicien el desarrollo de las cualidades más allá de las directrices de los planes de estudio, la gente está cómoda (tanto alumnos como profesores) en sus segmentos existenciales por precarios que sean. Ahora solo somos “algo” a tiempo parcial, alumnos, profesores y… ¿personas a tiempo parcial?

    …Alternativa… este curso pasado he tenido la suerte de conocer nuevos métodos de enseñanza realmente muy interesantes que en parte me han dado una base para desarrollar fuera de la universidad -en un grupo de trabajo- diversos proyectos …
    La crítica está bien, pero sin acción no sirve de nada…No me cabe duda de que este blog es un buen principio, motor de acciones…

    Como crítica al autor (aunque en esta entrada no ha salido), ¿Por qué tratar al alumnado como cliente? se que en parte es por (de-) formación profesional, es decir, acostumbrado a trabajar en el mundo de la empresa, en procesos innovadores, es necesario ver los elementos de cliente, empresa, conocimiento, aprendizaje…pero creo que en la educación los alumnos son algo más que clientes ¿no?

  2. Es extraordinariamente significativa tu experiencia y además, muy bien contada. Además, tienes premio, porque eres el que ha hecho el comentario número cien, y espero que esto sea una exponencial. Tú has contribuido con muy buenas aportaciones a que esto vaya para adelante. Otra cosa, el último párrafo refleja tus preferencias a carreras de ciencias sociales. Ya te lo explicaré en algún momento. Un abrazo y gracias, Roberto

  3. Me parece muy oportuna esa reflexión sobre la ESO, a la O, a la Obligatoria. Igualmente me parece terrible que hayamos sido obligados a llamarle Eso, es decir, como la famosa epsilón en econometría, pequeña y despreciable. Pero este es un país donde hasta esto se hace con prisa y sin acierto. Sólo hay que darse cuenta de que han llamado P.A.D.R.E., es decir, padre al impreso de la declaración de la renta. No creo que haya sido a «mala leche», pero mi huelga para usar ese programa, es por su nombre. ¿Cómo se puede confundir a un padre con un programa de un impuesto impresentable como es el de la renta? Cuando comenté eso a un funcionario de la agencia tributaria, me dijo que también habían pensado ponerle madre o mamá o algo asi a no sé que otro programa, con lo que salí horrorizado de lo que pueden hacer los del mundo fiscal. Cosas.

  4. Si quereis, podriamos elaborar un artículo con este tema. Soy ldo en Pedagogía y es un tema que realmente me preocupa.

    Roberto, tu reflexión es muy interesante: La escuela debe ser un lugar atractivo para el alumno, si lo consideramos un cliente, la innovación tiene sentido, ya que el «producto» debe ser mejorado y no cabria, la repetición de estructuras, procedimientos, habitos y contenidos de la escuela actual.

    Un saludo.

  5. ¿Cómo van a aprender, si los métodos en el aula y fuera de ella son repetitivos, obsesivos, memorísiticos y pasivos? No hay vida en las aulas o hay poca. Si estás viviendo, no puedes aprender fuera de la vida. Los formadores tenía que leer a Hermann Hesse y su Siddaharta, para comprender lo que es el fluir del rio, que no es otro que el de la vida. Gracias por tu comentario

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