Esta transparencia tiene su origen en 1991-92, y fue publicada por primera vez en un artículo «De la dependencia al desarrollo» que podéis bajaros en mi web.

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Trata, sobre todo, de recordar que hacer innovación no es empezar por el final, sino que tiene unos fundamentos, que a todas luces pueden parecer «tradicionales», básicamente la responsabilidad a desarrollar, que no siempre está suficientemente presente en las organizaciones. La combinación de «lo tradicional» y lo más claramente innovador, puede permitirnos afrontar una mezcla interesante, siempre que los tiempos se regulen convenientemente, y las cosas discurran de tal forma que el ritmo se acomode, no de forma paralela, sino compleja y teniendo constantemente en cuenta el análisis de la realidad inmediata vivida. La lectura y relectura de lo mismo es una forma de reconstruir o como se dice ahora deconstruir la realidad. Por eso decían los chinos que «el buen maestro es el que sabe encontrar verdades en lo ya conocido».

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