«Las empresas estadounidenses buscan a sus nuevos ejecutivos de entre los militares veteranos»
Este es el titular de una noticia en la prensa económica de nuestro país. En realidad, podríamos decir que no es una noticia, dado que una noticia sería que un hombre mordiera a un perro y no al revés, y a mi me parece normal, lo más prudente, lo más coherente y lo más adecuado.

No veo contradicción alguna, ni siquiera sorpresa, en algo que ya sabíamos. Muchas empresas, no sólo las que proveen al Pentágono, sino muchas más, muchísimas más, se vanaglorian de contar entre sus valores ¿religiosos? ¿guerreros? la disciplina, eso que de forma algo más suave llaman alineación, que a mi me gusta denominar alienación, porque en realidad casi es lo mismo, total una letrita antes, otra después.

Disciplina, obediencia ……. ciega a las «órdenes» de la superioridad, «a alinearse tocan», por la derecha, mirada al frente y sin dudar, al combate o a la competencia, llámenle como quieran. A eso se le llama liderazgo, el de toda la vida, claro, pero el mundo gracias a las autoridades cada vez más ¿necesariamente? autoritarias, y a los miedos, que son patentes en todos o en la mayoría, necesitan liderazgo auténtico, de los que Bion diría de «ataque/fuga», más de ataque, claro que de fuga, pero no viene mal de vez en cuando saber escapar, y no pueden ser los mismos líderes. Militares para dirigir, puede ser un buen eslogan.

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No puede sorprender, porque en las escuelas de negocio y en los business books se respira una mezcolanza entre el lenguaje del ejército y el de la iglesia. Esos dos ejemplos claros, volviendo a Bion, de «supuestos básicos» -es decir, enfermedades crónicas- que suelen tener las empresas, el liderazgo natural y extremo, por encima de cualquiera, preparado para el ataque -y menos para la fuga- y la dependencia feroz, derivada del autoritarismo y de cierto masoquismo imperante, debido a la doble cara que es preciso poner para no acabar despedido «ipso facto».

Los palabros como estrategia, valores, tácticas, visiones, misiones, …… son también el lenguaje mixtificada y apropiado por el mundo empresarial, cuya estructura tiende -no siempre es, pero tiende- a la fragmentación, al autoritarismo, a la no-participación, al corre-corre y a tantas y tantas otras manifestaciones o síntomas de que «algo no va bien ……» estructuralmente, y quizás el tiempo tenga que corregir más de una enfermedad crónica o genética, no siempre fácil de curar. Por lo de pronto, el psicosoma empresarial «traiciona el consciente» y no sabemos si la enfermedad será física, pero si sabemos que afecta a algunos de las estructuras psíquicas, y ya decía el malogrado Juan Rof Carballo que finalmente la gran mayoría de las enfermedades son psicosomáticas, aunque no nos queramos enterar, yé-yé.

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