Estaba pensando sobre la dirección y llegaron a mí las Nobles verdades de Buda. Dice Marinoff en un libro que nos ha hecho felices, también a veces releyéndolo que «el budismo defiende la igualdad moral de las personas, pero aboga por la responsabilidad individual, asi como por la compasión hacia el prójimo». No es una curiosidad, es mucho más, es maestría la que se destila en esas palabras, que como las grandes palabras, fueron «traducidas» por discípulos y estudiantes. No quiero dejar de recordar que el budismo, tan bien reflejado en el Sidahartta por Hesse, gira en torno al postulado fundamental de que todo cambia, como un rio, y que es preciso comunicarse con el cambio, con el rio, para entenderlo y para saber anticiparse a su fluir.

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La primera noble verdad -de Buda- es que el sufrimiento forma parte de la vida, y nadie lo puede negar: «tristeza não tem fim, felicidade sim», pero es conveniente ser consciente de ello. Cuando somos felices parece que nunca va a acabar la felicidad -cuando a un equipo le va bien, no se prepara para cuando le irá mal-.

La segunda noble verdad es que el sufrimiento tiene una causa, no ocurre por azar o por accidente. Y esto después de haber aceptado la primera verdad, es importante detenerse en el análisis de las causas. Quizás por eso han tenido tanto éxito los diagramas de causa-efecto de Ishikawa.

La tercera verdad noble es que podemos llegar a descubrir la causa y romper así la cadena de causalidad, y de esa forma intentar reducir o limitar el sufrimiento. Por cierto, nunca está de más analizar los síntomas y las consecuencias del mismo.

La cuarta y tal vez más importante noble verdad es que debemos ejercitarnos para alcanzar lo anterior y especialmente el tercer punto. Tenemos que desarrollar métodos y técnicas que nos permitan actuar con cierta rapidez, pero con seguridad, ante tales situaciones.

Me dirán qué a qué viene todo esto. Y sinceramente, a mí me parece importante. También se lo pareció a mi buen amigo Juan Carlos Vez en un seminario en el FEUGA hace unos años. Pienso que es preciso reflexionar serenamente sobre la «cadena de propuestas», como noble verdad y metodología de acción-aprendizaje. Lo dejo a su reflexión.

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