Lo menos imitable de Mohamed Yunus es su sentido común, y no sólo que lo tenga, sino que dice lo que todos pensamos y pocos somos capaces de decir. Dice cosas normales para personas normales, nada extraordinario, sentido común y unas gotas de indignación, y todo con una sonrisa.
Dice, por ejemplo, «todos los seres humanos tienen la capacidad de cuidarse por sí mismos. La razón por la que son y se mantienen pobres no está en los individuos, sino en el sistema …… La pobreza no es una condición natural … es una imposición artificial» ….»Hay quienes dicen: bueno, no podemos hacer nada para acabar con la pobreza. En realidad, lo que ocurre es que no quieren». «Estamos ante una economía global diseñada para el 6% de la población, en la que el 94% restante no existe». «Bush ha sido un lider terrible, no sólo para Estados Unidos, sino para todo el mundo». ¿Por qué Irak? ¿por qué no Arabia Saudí? Bin Laden es saudí, ¿por qué no Pakistán?. Todo esto no tiene ninguna lógica. ¿Quieres una guerra contra el terrorismo y te dedicas a matar iraquíes? No tiene ninguna lógica ……». «Las mujeres logran un mayor impacto con el dinero. Gastan el dinero en los hijos, en avanzar hacia adelante …..»
Y lo que más me gusta finalmente, «podemos ayudar a un niño, a una mujer, a un mendigo ….. ¡Podemos hacerlo!. Así que hagámoslo». O sea que nada de disculpas, hágalo, y sino, al menos, deje que lo hagan otros, y si puede ser sonria. La globalización nos aboca a una nueva fase de super-cosificación, donde las diversas formas de «acumulación originaria», y «mafiosa» hacen que: «La camisa que llevo está fabricada en Bangladesh. Campesinos recogen el algodón, otros trabajadores dan forma al producto, otros lo recogen, le dan el tinte, lo cargan en contenedores, etc. Y toda la gente que ha intervenido en ese proceso debe repartirse 4,5 dólares mientras la etiqueta de la tienda de Nueva York dice que vale 35 dólares. Si no aceptas las condiciones, le dicen que se marchan a otro lugar a fabricarla. Esto es la globalización …..»