Andromeda

Empecé en serio a principios de septiembre, cuatro meses y medio, 134 días. En ellos he logrado llegar a las cien aportaciones. Esto significa que cada cuatro días he aportado al weblog tres entradas, lo cual creo que no está nada mal. Aún así esta es una etapa de pruebas, así la habíamos programado, hasta principios de 2007 en que el weblog tenía que someterse a una revisión importante. ¿Qué he echado de menos? Sobre todo, que no he podido utilizar mis transparencias, mis gráficos, mis fotos, mis canciones, mis ……. es decir, lo gráfico. Me he quedado sólo con la palabra. Y por supuesto, la palabra puede ser interesante, pero con añadidos estéticos funciona mejor.

Ahora empezamos la época en que espero resolver estos pequeños problemas técnicos, que para mí son decisivos. Tampoco el weblog tiene incorporado un contador, lo cual considero importante y que anima. En realidad no sé si la página es vista o no vista …. sólo el rank algo, pero muy lejano. Pero estoy contento. Ah, y me gusta mucho lo de las palabras clave, lo que aquí se ha llamado Temas, que sirve para localizar los artículos y agruparlos por temas, por tags. Tengo que reconocer que tenga demasiada prisa al escribir, porque realmente tengo poco tiempo, y no incorporo suficientes links en los artículos. De todas formas, teniendo en cuenta que mi teoría, modelo y método sobre la innovación tiene mucho de original y diferente, al tiempo que no es más que sentido común, es más difícil citar. Lo he complementado con las aportaciones de algunos de mis maestros, todavía me quedan muchos por incorporar, hasta ahora solo he recordado a Confucio, a Sócrates, a Epicuro, a John Stuart Mill, a Juan Rof Carballo, a Ernesto Sábato y a Wilfred Bion.

Siempre me ha gustado escribir. Lo he hecho de forma muy intensa durante dos épocas profesionales. La primera según acabé la carrera, cuando me convertí en un joven asesor económico del único periódico de ese tipo que en ese momento existía en nuestro país. Se llamaba 3E y no se mantuvo más de tres años en los kioskos. Yo estuve uno. Fue una gran experiencia, me ayudó a responder con palabras a los continuos retos de una pequeña publicación y en una época en que las noticias económicas no eran fáciles de encontrar. Había que escribir muchas cosas, y darle a la creatividad. Luego, ya mucho más maduro, me llamaron para dirigir una publicación que llevaba un año en el mercado y que no acababa de cuajar, todavía existe, y en ese caso, siento que tiene que ver con el trabajo que allí pude realizar, junto a una Maite Saenz que ahora dirige Observatorio de Recursos Humanos. Era y es Capital Humano. Estuve cinco años, de 1990 a 1994, escribí muchas muchas páginas, ahora de otro tipo, sabiendo más lo que hacía, con experiencia detrás, con conocimiento, con motivación y ganas, y pasión como siempre me ocurre. La revista duplicó los clientes, cambió radicalmente contenidos y empezó a ser un «negocio», sobre todo, para su dueño. Llegamos a sobrepasar los 30 millones de aquella época en publicidad, y nos constituimos en referencia del sector, hasta del sector de las revistas de empresa. En 1994 llegamos a un acuerdo para dejarlo. Lo cierto es que fue una epoca tremendamente apasionante.

He escrito mucho en todas mis épocas, desde que hice mi tesis, y aún antes. Pero desde 1996, mi producción en libros y artículos ha sido muy alta, yo diría que equivalente a las exigencias de una buena universidad o escuela de negocios anglosajona. Cinco libros, nueve artículos de más de 30 páginas, y muchas colaboraciones en revistas con artículos menores. También he contribuido a «llenar» internet. Este weblog es ya el cuarto de la serie. Peersonalmente me atreví con uno para amparar mi proyecto Aldebaran Innovation; luego fue la web de profesor-investigador; más tarde, la de innovación educativa, y por última, este weblog. Pero nunca me había sentido tan bien como con este espacio. Me siento libre para escribir y aportar, para recordar y comprender, para pensar y aportar, todo en voz alta.

Por ahora la repercusión no es grande, porque sigue sin ser suficientemente bien difundido, pero estoy seguro de que dentro de un año, este será un espacio como el que yo vengo aspirando desde hace muchos muchos años, un espacio de intercomunicación, de intercambio, inserto en el mundo y en la vida, un espacio abierto a todos, un espacio en continuo cambio. Eso al menos es mi esperanza, y suelo ser constante en mis propósitos y tener claro hacia donde voy.

No me importa de donde venga el viento, la vida me ha enseñado a manejar el velamen y la caña para encauzar de la mejor manera posible, en empopada o en ceñida, hacia un horizonte, que yo sigo cifrando en la regeneración del tejido social, tal y como es el horizonte de Aldebaran Innovation. En fin, sirva este comentario para celebrar el cien aniversario en artículos y entradas de este weblog. Y gracias a todos los que siguen leyéndolo, y más todavía a los que envían sus comentarios, que sigo necesitando como «agua de beber».

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