Este modelo básico hace posible el progreso como forja de ambas variables: pertenencia-identidad y necesidad-escasez. La primera tiene que ver más con el mundo del naciente, con el mundo de lo básico, de la vida que hace posible el sol todos los días al mostrarnos su belleza y su calor y su vida. Es un mundo que tienen fuertemente arraigados los japoneses, por ejemplo -el imperio del sol naciente-, el mundo de las raíces. La segunda está relacionada con algo más dinámico, a mi me gusta llamarle el mundo del poniente, el mundo del cambio, «seguir al sol es como seguir a la vida», y las civilizaciones se han ido trasladando hacia el sol, del este hacia el oeste. La superación, la ambición de mejora, la cultura del Oeste, la aventura en cierto modo, nacida de la necesidad y de la escasez -y también de otras cosas-, pero es como la búsqueda del equilibrio perdido, la iniciativa, la empresa.

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